Oviedo / Santiago,

Agencias / J. E. M.

Vuelve la invasión gallega. El Bloque Nacionalista Gallego (BNG) celebra este fin de semana en Santiago de Compostela su XIII Asamblea nacional, en la que participarán unos 5.300 militantes. Hasta ahí nada raro, teniendo en cuenta el carácter asambleario de la formación. Lo llamativo llega cuando entre las propuestas estrella que se analizarán en la multitudinaria reunión figura la ampliación de la estructura organizativa del partido nacionalista gallego a comarcas asturianas. El BNG quiere buscar implantación desarrollando juntas o agrupaciones locales en las comarcas del Eo-Navia y en Ibias. León tampoco se escapa de la política expansionista. El partido «tratará de tener estructura organizativa en las comarcas» de los territorios conocidos como «Galiza Irredenta» y suma a los territorios asturianos los castellano-leoneses del Bierzo, Cabrera y Sanabria.

Ésa será una de las resoluciones políticas que discutan durante el fin de semana los militantes nacionalistas. A partir de las 11.30 horas de este sábado se reunirá el pleno en el recinto ferial de Amio, en Santiago de Compostela, para votar el orden del día y el reglamento que rija este cónclave. Será a partir de las 12.00 horas cuando los nacionalistas empezarán a debatir el informe de gestión y el debate global, aunque por la mañana sólo se someterá a sufragio la actividad desarrollada por la executiva, encabezada por Guillerme Vázquez desde 2009, año en que tomó las riendas de la organización en la asamblea extraordinaria que tuvo lugar tras la pérdida del Gobierno de la Xunta gallega.

En el ámbito de la normalización lingüística y en al respecto de las relaciones con otras zonas fuera de Galicia, una de las enmiendas que ha prosperado propone que Galicia sea miembro de «pleno derecho» de las comunidades lusófonas. Las intenciones del BNG no son nuevas: los nacionalistas gallegos siempre han defendido el proyecto de «Gran Galicia» esgrimiendo supuestos derechos históricos sobre territorios de Asturias y de Castilla y León. Los conflictos han pasado por las pretensiones gallegas de «colonizar» los territorios asturianos ampliando la zona de cobertura de la televisión autonómica de la Xunta y por el desarrollo de políticas lingüísticas invasivas. El último capítulo de estos desencuentros entre las administraciones de Galicia y Asturias fue protagonizado por los responsables de FAPAS, que fueron multados por anillar un águila en territorio asturiano. El FAPAS denunció entonces el «acoso» al que lo está sometiendo la comunidad vecina, a la que acusó de querer anexionarse unas cien hectáreas de superficie asturiana.