Oviedo / Madrid,

J. A. ARDURA / Agencias

La sorpresiva «segunda vuelta» de las elecciones autonómicas, decidida por el presidente del Principado, Francisco Álvarez-Cascos, en forma de nueva convocatoria electoral, ha situado a Asturias en el centro del escenario político nacional. Las reacciones más allá del Huerna no se han hecho esperar. PSOE y PP tratarán de aprovechar la «segunda oportunidad» que les ha concedido Foro Asturias para rectificar sus malos resultados de mayo pasado en el Principado, mientras que la organización casquista tratará de ganar votos y escaños con el argumento de la «pinza» de socialistas y populares para «maniatar» al Ejecutivo de Foro.

El PP tratará de consolidar en Asturias la hegemonía de la que ya disfruta en el mapa autonómico nacional desde mayo pasado. Los populares de todo el país cerraron ayer filas en un discurso muy crítico con la gestión realizada por Cascos desde su investidura, en julio pasado. El portavoz popular en el Congreso, Alfonso Alonso, manifestó su «estupor» por la decisión de Cascos. «No ha respondido a las expectativas que generó en muchos ciudadanos y su Gobierno, al final, se ha quedado en una aventura de siete meses». El vicesecretario de comunicación, Esteban González Pons, se sumó a esa corriente crítica contra Cascos: «Ni los españoles ni los asturianos se merecen tener que pagar otra campaña sólo porque Cascos prefiera mandar a dialogar». El secretario del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, atribuyó la decisión de Cascos a la «incapacidad de su proyecto personalísimo», y Javier Arenas, el presidente de los populares en Andalucía, echó un capote a sus compañeros en Asturias al sostener que su partido «ha tenido muchísimo deseo de pactar los Presupuestos» con Foro, «pero no ha sido posible». Arenas se mostró convencido de que el PP va a ser «la primera fuerza política» en Asturias tras el 25-M. La líder del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, valoró que la convocatoria electoral de Cascos genera «inestabilidad e incertidumbre» y los populares gallegos calificaron de «irresponsable» dicho adelanto electoral.

Los socialistas intentarán frenar en Asturias la sangría autonómica que supusieron los resultados de mayo pasado. Alfredo Pérez Rubalcaba, tras prometer apoyo a la campaña en Asturias, considera el paso dado por Cascos como «una demostración del fracaso de la derecha asturiana, no es bueno que haya elecciones en tan pocos meses», dijo el candidato a la secretaría general del partido. Javier Fernández, líder de los socialistas asturianos, acusó a Cascos de «recurrir a la mentira como estrategia» y se mostró confiado en que en los comicios del 25 de marzo el presidente del Principado y la derecha «paguen su incapacidad para acordar». Tomás Gómez, el secretario general de los socialistas madrileños, se mostró más irónico: «En Madrid nos quedamos con la botella, pero en Asturias devuelven los cascos».

La coordinadora de Foro, Cristina Coto, defendió el gesto de «coherencia ética y generosidad de Cascos» con su renuncia porque demuestra que «prefiere depender de los votantes que de un grupito de apoltronados», mientras que el propio presidente, Álvarez-Cascos, se preguntó en una entrevista radiofónica si «el señor Rajoy conoce lo que está haciendo el PP de Asturias». El coordinador general de IU, Jesús Iglesias, sostiene que el anticipo electoral será «el desempate irresponsable entre la derecha» y responsabilizó de la falta de acuerdo a los dirigentes de ambos partidos. «Con otras personas esa situación no se hubiera dado», dijo Iglesias. En su opinión, «lo único bueno es que ahora, hasta el 25 de marzo, la decisión está en los ciudadanos». Por su parte, la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela, calificó de «catastrófica» la gestión de Cascos para su municipio.