Oviedo, Eloy MÉNDEZ

Hagan lo que hagan los partidos respecto a sus listas, deberán hacerlo pronto. El tiempo apremia a las direcciones regionales de las principales fuerzas, que están obligadas a confeccionar sus candidaturas en apenas veinte días. Un tiempo récord para unos órganos acostumbrados a trabajar a largo plazo y que ahora cuentan con escaso margen de maniobra para hacer públicas las papeletas con las que concurrirán el 25-M. Otro factor desequilibrante más en este proceso cargado de peculiaridades.

Nunca antes un presidente de ningún Gobierno central o autonómico había convocado con tan poca antelación unos comicios. De esta forma, Francisco Álvarez-Cascos no sólo ha conseguido coger al PSOE y al PP en pleno proceso precongresual, con lo que frena en seco su posible renovación, sino que también empuja a sus dos principales adversarios a realizar ejercicios malabares en pocos días, debido a las tensiones internas que suele crear la configuración de una candidatura.

Las formaciones que pretendan presentarse a las elecciones deberán comunicar su intención la próxima semana a la Junta Electoral y, antes del 19 de febrero, tendrán que inscribir los nombres de sus 45 titulares y sus tres suplentes. Después se abrirá un plazo de impugnación y posterior proclamación, previo al inicio de la campaña electoral, que se celebrará entre los días 9 y 23 de marzo.

Estos problemas son inéditos en la historia autonómica asturiana, que siempre había celebrado sus votaciones cada cuatro años a finales de mayo, con el resto de comunidades no históricas. Un calendario fijo que contrasta con el momento actual, que empuja a los partidos a la improvisación.