Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

Las fuertes lluvias provocaron en el concejo de Siero una gran crecida del río Nora, hasta unos límites que hacía mucho tiempo que no se veían. Todas las zonas de vega que atraviesa se vieron rebasadas por el caudal desbocado del río, si bien apenas hubo que lamentar daños a viviendas.

Tan sólo una de ellas, ubicada en Santa Marina, sufría la invasión del agua en el sótano y en toda la finca que la rodea, que Protección Civil y Bomberos de Asturias tardaron varias horas en evacuar.

El matrimonio que reside en ella, Hermenegildo González y Ana María González, cansados de que no se hiciese caso a sus advertencias, que aseguraban que el desbordamiento se debía a las obras de la AS-17, que tapaban el curso del río, se decidieron a trabajar ellos mismos, y terminaron por convencer a las autoridades de que era necesario abrir mejor el paso del caudal. Lo consiguieron, y ayer su casa ya corría menos peligro. «Tuvimos que ponernos a hacerlo, e incluso correr peligro para que se dieran cuenta de que tenían que hacernos caso», aseguró Ana María González.

El alcalde, Guillermo Martínez, visitó en persona las zonas más afectadas del municipio, entre las que estaba ésta de Santa Marina, y se comprometió a mediar ante el Gobierno del Principado para que se dé una solución definitiva al problema.

En las inmediaciones de la vivienda todo el caudal del río Nora invadía las fincas, y en una de ellas se podían ver varios caballos campando a sus anchas con el agua hasta el pecho. La posibilidad de que la corriente se hiciese más fuerte y arrastrase a los animales finalmente no se cumplió, ya que por la tarde el tiempo se calmó, y aunque el río siguió bajando muy caudaloso, la riada no fue a más.

La crecida del Nora también afectó a la capital del concejo, Pola de Siero, pero en este caso el daño fue menor. No es que la localidad se viera invadida por el agua, ya que sus calles están muy lejos y a una altura inalcanzable para el río incluso crecido. Simplemente, la fuerza del agua impidió a los piragüistas practicar en la zona de El Molín, donde se entrenan habitualmente, y el caudal invadió también parte del paseo fluvial, que impidió a los caminantes utilizar varios tramos de la ruta que va desde la localidad hasta Lieres.