Candidata del PP asturiano a las elecciones del próximo 25-M

El Partido Popular dice que no quiere mirar hacia el pasado. Ni el nacional que lidera Mariano Rajoy, ni el asturiano, ahora en manos de Mercedes Fernández (Gijón, 1960). La secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, pidió ayer a sus compañeros que no sean como la mujer de Lot, uno de los personajes de la Biblia, «que mirando hacia atrás se convirtió en estatua de sal». Mercedes Fernández, Cherines, afronta sin mirar al pasado la campaña electoral asturiana para tratar de convertirse, si las urnas o los pactos lo deciden así, en la primera mujer que presida el Gobierno del Principado.

-En siete meses su vida política ha dado la vuelta como un calcetín.

-La vida es una suma de oportunidades, y yo acepto este reto llenísima de ilusión. Quiero ser presidenta de Asturias.

-Tanto usted como Carmen Rodríguez Maniega tendrán que renunciar a sus actas como diputadas para entrar en la Junta.

-Sin duda.

-¿Sabe ya cuándo lo hará?

- La fecha exacta no la sé, pero en el momento en que se celebren las elecciones asturianas yo tendré que poner punto final a mi andadura en el Congreso.

-¿No hay espacio para deseos personales, para oponerse a los designios del partido?

-Yo no tengo más estrategia que Asturias. Quizás otras personas son más prisioneras de las estrategias. Yo no. Había que dar una respuesta, había que embarcarse en una nueva campaña electoral, me lo propusieron y acepté de inmediato.

-¿Eso requería ser la presidenta del PP de Asturias?

-Se habló, y como siempre en el PP lo que se quiere es acertar. Pareció que era bueno que se diese esa conjunción de candidata a la Presidencia y presidenta del partido. Yo quiero agradecer no solamente a la dirección nacional, sino a Ovidio Sánchez, su generosidad. Todo su equipo lo aceptó sin ningún tipo de presión ni de fricción.

-¿Tanta la urgencia, no cabía esperar al congreso regional?

-Bueno, todo es opinable, pero parece que era un buen momento.

-¿Su resultado el 25-M condicionará que, llegado el congreso, siga o no al frente del partido?

-Mi objetivo ahora mismo es esta etapa, conseguir la victoria electoral. El día «después de» habrá que hablar de otras cosas.

-Para dar la vuelta al marcador habría que recuperar los diez escaños que el PP perdió en mayo. ¿Qué pasó?

-No me detengo en análisis del pasado. Me preocupa el futuro, y ganarlo aportando una victoria. En los momentos tan difíciles que estamos viviendo en Asturias, lo que necesita el Principado es diálogo, entendimiento con el Gobierno de España. Unir y no dividir.

-Aunque no mire para atrás, de esos diez diputados de mayo sólo cinco siguen. Se podría pensar que la gestión no fue buena.

-No. Hay personas que siguen y otras que se incorporan. Al final, muchas veces es una cuestión aritmética. Si no, que se lo digan a los comités electorales. Es una tarea de las más difíciles que abordan los partidos.

-¿Terminará la campaña sin pronunciar ni una sola vez el nombre de Francisco Álvarez-Cascos, como en las generales?

-No tengo ningún problema en pronunciar ningún nombre. Lo que sí quisiera es que fuese una campaña elegante, de ideas, de combate sólo dialéctico. Eso es lo que quieren los ciudadanos. El que haga campañas del pasado se equivoca. Trataré de no cometer esos errores.

-El candidato del PSOE, Javier Fernández, ha dicho que usted le parece «la presidenta del club de fans» de Cascos.

-Una expresión absolutamente desafortunada, él sabrá por qué lo dijo.

-También dice que si la candidatura que usted ha confeccionado ahora se hubiese presentado en mayo, «todo habría estado arreglado». ¿Esta lista es mejor para un diálogo con Foro?

-Creo que Javier Fernández tiene una gran tarea en su partido, y le invitaría a que se dedicase a ello. Los demás nos ocupamos del nuestro. Yo también podría hacer muchos juicios del Partido Socialista, de sus listas, de sus exclusiones e inclusiones, pero no lo voy a hacer.

-Varias de las personas que componen su candidatura participaron en los inicios de Foro.

-Quizás en algún momento determinado han tenido alguna duda, pero rápidamente la han despejado. Eso es un motivo de satisfacción.

-El PP de Gijón expresó su «desilusión, desencanto y desconcierto» por la lista, pero al día siguiente afirmó que no habría ningún enfrentamiento. ¿Eso muestra cuánto manda ya usted?

-Me quedo con el último. Es el más positivo. Soy la presidenta del partido, pero no busco la referencia en el mando. Presidir un partido es una responsabilidad muy seria, implica buscar equilibrios.

-¿Gijón es el paradigma de que el supuesto «complot» entre el PP y el PSOE que Cascos denuncia no existe?

-Las personas y los partidos tenemos trayectorias. Algunos tenemos trayectorias diáfanas. La mía ha sido de rivalidad ideológica y política con el Partido Socialista, y le puedo asegurar que yo he sido combatida como pocos, con energía y descalificaciones exageradas e innecesarias por parte del PSOE. A partir de ahí, cada uno que analice y saque conclusiones. Están en nuestras antípodas ideológicas, y el socialismo en este país no ha resuelto nunca nada.

-¿Con obtener un escaño más que Foro se conformaría?

-Yo quiero ganar. Permítanme que tenga intacta la ilusión. Yo realmente quiero ser presidenta, y, créame, ésa es ya una gran diferencia con respecto a otros candidatos.

-¿Por ejemplo?

-Otros candidatos.

-La lista del PP la componen personas de su máxima confianza. Da la impresión de que se ha cargado toda la responsabilidad a la espalda.

-Uno, cuando asume responsabilidades, luego tiene que estar dispuesto a que le pidan balances. Yo siempre lo he estado, y lo estoy. En las generales yo dije que mi objetivo era ganar, con respeto y educación, al resto de los candidatos.

-Pero entonces a quien se votaba en el fondo, en caso del PP, era a Mariano Rajoy. Ahora la que se juega el prestigio es usted.

-Es cierto que ahora la candidata a presidenta soy yo. Que Asturias tenga una presidenta es un reto que me atrae personalmente. Creo que va a ser bueno que una persona como yo, de mi generación, que quiere ser presidenta, y estar y vivir en Asturias, asuma ese fortísimo compromiso con los asturianos. Yo ni estoy cansada ni estoy desilusionada.

-¿Y quién lo está?

-Seguramente los asturianos, que son muy sagaces, sabrán interpretar adecuadamente mis palabras.

-Insiste de nuevo en el «ser y estar en Asturias»

-Sí. Es muy importante estar en Asturias, porque los tiempos actuales requieren presencia e intensidad en el trabajo. Yo quiero asumir públicamente ese compromiso con todos los asturianos.

-Ya ha dicho que una de sus prioridades es «recuperar el tiempo perdido». ¿En qué se nota ese tiempo perdido?

-Yo salgo a la calle todos los días y presto atención a lo que los asturianos me cuentan. Buena parte de la sociedad tiene la sensación de que Asturias no sólo está en paro, sino parada y preocupada. La situación económica es muy difícil. Apurando los tiempos y los días quizá sería más fácil encontrar soluciones, pero disolviendo el Parlamento es complicado conseguirlo.

-¿Qué balance hace usted de estos seis meses de gobierno?

-Es una etapa tan cortita que es difícil hacer balance.

-Pero aunque sea «muy cortita» han pasado cosas.

-Un Gobierno se empieza a cuajar pasado un año. Seis meses es una cosa? En fin.

-¿Qué opina, por ejemplo, del conflicto de la RTPA?

-Hubo asuntos que, a mi juicio, se enfocaron inadecuadamente en las formas. Yo soy muy partidaria de estudiar el tamaño de la Administración y redimensionarla, hay que hacerlo, pero también es importante cómo se hacen las cosas. Se pueden hacer desde el diálogo, desde el respeto. A mi juicio las formas no fueron nada adecuadas.

-También estuvo el asunto de Cajastur, o el Niemeyer.

-Mire. Asturias cree en el diálogo, y cuando la gente lo está pasando muy mal, con familias que no llegan a fin de mes o que ninguno tiene trabajo, lo que no quiere es que los políticos añadan disputas y conflictos. Cuando uno se dedica a la política quiere resolver problemas, y resolverlos bien, no crearlos.

-Si finalmente las denuncias de Foro sobre una mala gestión económica fuesen ciertas y usted fuese la presidenta, ¿qué haría?

- (Silencio) Donde hay dinero público debe haber control público. Es una premisa obvia, pero tiene que ser así. En todo, no solamente en el Niemeyer. En todo.

-¿De qué forma?

-Tenemos una Sindicatura de Cuentas que puede hacer unos trabajos de fiscalización espléndidos. La presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, encargó con toda rapidez, porque se quería abordar esa situación, un informe a la Sindicatura que fue muy útil para poder encarar el Gobierno. En Asturias no se hizo, ¿por qué?

-¿Meter mano ya al sector público asturiano es urgente?

-Lo que no se puede hacer es un discurso de crisis para que todo siga igual. Los discursos de crisis, y de dificultades económicas, requieren respuestas distintas.

-¿Qué se puede hacer a corto plazo desde el Principado para frenar la sangría del paro?

-Primero, dar confianza a los emprendedores, al sector empresarial asturiano. A partir de ahí, abordar reformas y ayudar a que los autónomos y los pequeños empresarios tengan apoyo e iniciativas por parte del Gobierno.