Oviedo, Pablo GONZÁLEZ

María del Mar Zapico, comercial del Almacenes Pumarín (Apsa) y esposa del secretario general del PSOE gijonés, José Manuel Sariego, negó ayer ante el juez que instruye el «caso Marea» su vinculación a los regalos navideños que la empresa envió a altos cargos funcionariales y políticos del Principado, pero sí reconoció que era política comercial de la firma realizar este tipo de obsequios. No obstante, rechazó en todo momento que ella tuviera nada que ver con la elección de quién recibía las dádivas ya que era una «simple comercial» y que no conocía a la mayoría de las personas que recibieron los regalos. Zapico explicó que llevaba el control de las denominadas «grandes cuentas» de Almacenes Pumarín, entre ellas las de la Consejería de Cultura, la de la Consejería de Justicia, la de la Autoridad Portuaria de Avilés, Bomberos de Asturias, 112 y la Cámara de Comercio de Gijón.

Zapico, una de las imputadas en la causa que investiga una supuesta trama corrupta en el seno de la Administración regional, sí reconoció ser propietaria de la «agenda rosa» -que realmente es de un tono lila o «avinatado», como apuntó durante el interrogatorio el juez instructor Ángel Sorando Pinilla- junto a la que apareció un listado con nombres de altos cargos políticos y de distintos organismos públicos que recibieron regalos. En lo que la trabajadora de Almacenes Pumarín insistió fue en que no tuvo participación alguna en la confección de la lista y que era una información que la dirección de la empresa entregaba a todos los comerciales para que conocieran a qué clientes se les hacían obsequios y cuáles eran los tipos de regalos (fundamentalmente cestas de Navidad, jamones y vinos).

A la vista de un anónimo presentado por Agrupación de Vecinos y Amigos de Llanes (Avall) en el que se asegura que Zapico tenía más poder que una simple comercial y que se reunía para tomar decisiones con los directivos de Almacenes Pumarín, cuyo dueño, Alfonso Carlos Sánchez, está en libertad provisional, la mujer de Sariego explicó que no tenía capacidad de decisión alguna. «Nunca fue una comercial como nosotros. Pasaba horas con el jefe y nos daba órdenes a los demás. Ellos se comían el bacalao», reza parte de ese anónimo.

«Quedó claro que no tiene ninguna responsabilidad en el objeto de la investigación», señaló tras el interrogatorio su abogado, Constantino Vaquero. El letrado de Zapico denunció que la «agenda rosa», que sólo contiene anotaciones de carácter personal, y la lista con los nombres de altos cargos a los que se hacían regalos, no aparecían entre los objetos requisados por la Policía Nacional en las oficinas de Almacenes Pumarín. Además, Vaquero aclaró que no es que Zapico gestionara grandes cuentas, es que así era como se denominaban en Almacenes Pumarín a las relacionadas con la Administración, y que la nomenclatura «ventas menores» correspondían a las empresas privadas.

Zapico acudió a la cita con una vida laboral para acreditar que estuvo vinculada a Almacenes Pumarín entre enero de 2006 y el 12 de enero de este año cuando, junto a dieciséis trabajadores, fue incluida en un expediente de regulación de empleo.

Zapico, que sólo respondió a las preguntas del juez y de su abogado, y rechazó contestar a las de las acusaciones particulares, estuvo declarando durante cincuenta minutos. A la salida de la sala de interrogatorios se dirigió despectivamente a los periodistas presentes tachándolos de «carroñeros».