Oviedo, L. Á. VEGA

El cineasta Tom Fernández y otros tres cooperantes asturianos se encuentran atrapados en la localidad de Koulikoro, en Malí, república del África subsahariana inmersa en un cruento golpe de Estado que ya se ha cobrado cincuenta vidas y cuyo desenlace aún está por escribir. «No podemos ir a Bamako porque las carreteras no son seguras y el Ejército requisa todos los coches. Un contacto nos ha asegurado que la capital está llena de jóvenes armados que nadie sabe quién está financiando. En Koulikoro la situación es tranquila, pero tanto los soldados como los policías han abandonado los cuarteles», aseguró ayer el fotoperiodista gijonés Álex Zapico. «La Embajada española nos ha dicho que no nos movamos y que esperemos, que la situación puede dar un vuelco en 48 horas», añadió.

Zapico está en Malí junto al cineasta Tom Fernández («La torre de Suso», «¿Para qué sirve un oso?», «7 vidas»), Marc Martí y Lucía Fernández, estos últimos ex jefe de producción y ex jefa de comunicación del Centro Niemeyer. Los cuatro están realizando un documental sobre la malaria para la organización no gubernamental Dass-Asturias, que realiza proyectos de cooperación en Koulikoro, una ciudad junto al río Níger.

Zapico aseguró que la jornada de ayer transcurrió con mucha calma. «El mercado funcionó con normalidad, los niños se fueron al colegio. El problema es que no podemos desplazarnos», aseguró el joven a LA NUEVA ESPAÑA por vía telefónica. Los cooperantes asturianos son conscientes de que la situación «puede cambiar». Los cuatro se desplazaron a Malí el pasado día 17 y tenían previsto su regreso para el próximo martes, día 27, aseguró Mónica Peña, presidenta de Dass-Asturias. Ahora no saben si podrán salir del país. El aeropuerto ha sido cerrado y es arriesgado moverse por carretera. «A los periodistas de "Reuters" les pararon y no les dejaron avanzar. Nosotros intentaremos ir a Bamako mañana (por hoy, viernes)», indicó Zapico. Su intención era atravesar los puestos establecidos por los soldados en la carretera a la capital, situada a sesenta kilómetros de distancia.

Los cuatro asturianos están alojados en una casa y el pueblo es lo suficientemente grande para tener mercado, por lo que están bien provistos por el momento. El problema es que no hay internet, lo que les permitiría estar más informados. Zapico indicó que, por lo poco que han sabido, la situación se inició con una revuelta de un grupo de jóvenes soldados que se negaban a ser desplazados al Norte para participar en la lucha contra los tuaregs, que se ha recrudecido en los últimos meses con la entrada en el país de insurgentes que participaron en la guerra de Libia. «Estamos actuando con cautela. Uno tiene que tener cuidado en estos países y más en estas situaciones», añadió Zapico. Ayer por la tarde se esperaba la llegada de soldados a Koulikoro.