Oviedo, E. M.

El discurso que ofreció ayer Vicente Gotor para arrancar su segundo mandato al frente de la Universidad de Oviedo concluyó con un autorretrato. El catedrático de Química Orgánica se definió a sí mismo «como un investigador apasionado del laboratorio y de la tiza, que ha tenido que adaptarse ahora a las nuevas tecnologías». «No puedo ni quiero separar mi pasión por la ciencia de mi eterna vocación docente», señaló, tras mostrar su orgullo por el grupo que dirigió durante años y que «ya no me necesita porque puede volar solo». También tuvo una emocionada mención para su familia, que presenció su renovación en el cargo desde los primeros bancos del Paraninfo.

«Agradezco a mi mujer, Rosa, compañera de curso, que siempre ha estado y está a mi lado en los momentos más complicados y a mis hijos, Vicente y Miguel, por su paciencia y su comprensión», destacó, tras subrayar el carácter «humilde, honrado y de personas trabajadoras» de sus padres. «Estos tres valores que aprendí de pequeño los metí en mi mochila para que me acompañaran a lo largo de mi vida», subrayó.

Además, tuvo palabras de reconocimiento para su equipo rectoral, que reducirá dos cargos como gesto en favor de la austeridad. «Emprendemos juntos una nueva etapa y espero saber transmitiros e incluso contagiaros toda la ilusión que llevo dentro», les dijo. Y lanzó un mensaje esperanzador para la comunidad universitaria. «Debemos valorarnos más a nosotros mismos», manifestó. Y mostró su empeño en profundizar en la relación entre la vida académica y la sociedad asturiana. «No hablo sólo de rentabilidad económica, sino de interés y beneficio social. Las universidades gestionamos talento y generamos conocimiento», remató, poco antes de que el coro interpretara el himno «Gaudeamus igitur», que cerró el acto.