La manifestación contra los recortes en la Educación Superior vació ayer las aulas de la Universidad y abarrotó las calles de Oviedo. Más de dos mil estudiantes, según los organizadores -800 a juicio de la Delegación del Gobierno-, recorrieron el centro de la capital para protestar contra la reciente subida de tasas aprobada por el Ejecutivo central, la reducción de becas y el «intento de privatización» de la enseñanza. La marcha, a rebosar de pancartas ocurrentes, finalizó en el patio del edificio histórico de la institución académica con una performance protagonizada por «Superpública», personaje vestido con una malla verde y convertido por todos en su particular superhéroe contra los ajustes. El rector, Vicente Gotor, abandonó su despacho para prometer, en medio de la multitud, que defenderá ante las instituciones algunas de las reivindicaciones.

Los primeros gritos se escucharon al mediodía en la plaza de España, delante de la sede de la Delegación del Gobierno. «Si no salimos a la calle esta vez, no salimos nunca», razonaba en uno de los jardines Blanca Álvarez, estudiante de tercer curso de Biología, con la cara pintada de verde, el color oficial de la manifestación. «Un verde esperanza, aunque poca nos queda», señalaba José Márquez, en segundo de un grado de Economía. Después se colocó tras la pancarta de cabecera, que portaban integrantes del Consejo de Estudiantes y de las diferentes asambleas convocantes y con el lema «Pública nos la dexaron y pública vamos devolvela». Cuatro gaiteros y un tamborilero abrieron la marcha por la calle Santa Susana, a escasos metros de los cinco furgones de la Policía Nacional que cortaban el tráfico para abrir paso.

La bajada por Marqués de Santa Cruz en dirección a la Junta se convirtió en una fiesta a base de cánticos, algunos ya clásicos en las protestas estudiantiles, otros de nueva cuña. «¡Fuera las empresas de la Universidad!» o «¡Estas tasas no las pagamos!» fueron de los más recurrentes. Mientras, los jóvenes alzaban sus pancartas, muchas con lemas en contra del ministro de Educación, José Ignacio Wert, como «Sin-Wert-güenza», «No hay mal que por Wert no venga», «Si no hay dinero, nos metemos a toreros» o «Pienso, luego estorbo». «Lo único que van a lograr es que nadie quiera estudiar una carrera», razonaba, a las puertas del Parlamento regional, Luis García, en segundo de Bachillerato del Instituto Alfonso II y que el año que viene sufrirá la subida del precio de los créditos, como el resto de los nuevos matriculados.

Porque la manifestación también congregó a un buen número de preuniversitarios, preocupados por su futuro inmediato. «Van a conseguir que sólo puedan seguir estudiando unos pocos», comentaban Bastián Prendes y Gonzalo Asensio, de la Escuela de Artes de Oviedo, poco antes de que comenzara la lectura de un manifiesto en la calle Fruela. Altavoz en mano, Beatriz Fernández, miembro de las asambleas, puso en entredicho la utilidad del Consejo Social de la Universidad, en el que tienen representación los partidos políticos, empresas y sindicatos. «No dejaremos pasar a los que quieren hacer de la Educación su negocio», clamó. Después, se reactivó la movilización, que ya no paró hasta el edificio histórico.

Frente al Rectorado, los promotores leyeron otro texto para censurar, además de tasas y becas, el régimen de permanencia, por recoger la pérdida de convocatoria aún en el caso de que el alumno no se presente a un examen. También hubo palabras gruesas para la adaptación de estudios al plan «Bolonia» o para la influencia del sector privado en el ámbito educativo. Después arrancó el show de «Superpública».

El personaje, que apareció entre la multitud, tumbó a otro chico que hacía las veces del ministro Wert, lo que motivó una gran ovación y lanzamiento de confeti. Pocos minutos después, tras una breve actuación del rapero Arma X, hizo acto de presencia en el patio el rector, en un gesto «loable» para los organizadores, a pesar de que alguno lo recibió con silbidos. «Me compremetí a luchar por la congelación de tasas y a cambiar la permanencia y eso haré, en lo que yo pueda», comentó, para calmar los ánimos cuando muchos abandonaban el recinto tras haber superado con nota el examen de la movilización.