José María Aznar, ex presidente del Gobierno de España, cena de vez en cuando con cercanos colaboradores y acompañantes en los años de su mandato. Nunca faltan Eduardo Zaplana, que fue ministro de Trabajo y portavoz del Gobierno, ni Alberto Ruiz Gallardón, que durante el aznarato presidió la Comunidad de Madrid y tuvo que esperar a que ganara las elecciones Mariano Rajoy para que le dieran una cartera ministerial (Justicia) que ya les pedía a los Reyes Magos cuando era pequeño.

En la cena aznarina de 2009 (primer semestre) ya se habían publicado graves acusaciones contra el entonces todavía tesorero del PP y senador por Cantabria, Luis Bárcenas, al que las investigaciones policiales implicaban en la llamada «trama Gürtel» y al que se investigaba por presuntos delitos de fraude fiscal cohecho (sobreseídos en 2011).

Aznar sacó el tema y opinó que, por el bien del partido, Bárcenas tenía que dimitir y, si no lo hacía, Mariano Rajoy debía obligarle a ello. Bárcenas, había sido nombrado por Rajoy, que lo había promocionado del equipo de Álvaro Lapuerta, el tesorero propuesto por Aznar en 1993 para que ocupara un cargo vacante desde 1990, cuando lo dejó Rosendo Naseiro (que dio nombre al caso del mismo nombre o caso Naseiro).

Aprovechando que en la cena no se encontraba Mariano Rajoy (que había sido de todo en sus gobiernos y su sucesor por indicación del dedo índice del propio Aznar) el ex presidente hizo alguna broma sobre el carácter de su antiguo vicepresidente y sobre su poco espíritu para tomar decisiones drásticas. Por entonces, Rajoy sostenía a Bárcenas presumiendo su inocencia, contra el criterio de otros dirigentes, entre ellos María Dolores de Cospedal, ya secretaria general del PP.

Al comentario de Aznar uno de los asistentes reaccionó muy airado y en su defensa de Bárcenas llegó a decir que el PP le debía muchísimo y que un partido serio jamás podía dejar «tirado» a quien le había servido con tanta lealtad. La vehemencia del vehemente asistente sorprendió a todos, a pesar de que es consustancial a su personalidad, y más sorprendió que contestara de forma tan agresiva a un comentario que partía del propio Aznar.

El ex presidente le quitó la razón y la reacción del vehemente asombró aún más, puesto que se levantó de la mesa y se fue. Dicen incluso que el vehemente no volvió a ser invitado a las cenas de José María Aznar. No sé si es o no cierto. Lo cierto es que Luis Bárcenas está siendo investigado por el juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, por intervenir en una operación de blanqueo de capitales de la que hablan unos nuevos papeles del líder de la «trama Francisco (Paco) Correa», esos en los que aparecen también las siglas P. A. C. para referirse a un prominente alto cargo del PP, al que un informe de la Unidad de Delincuencia Económica (Udef) coloca en la cúspide de la trama corrupta.

Aunque ninguna fuente ha querido dar el nombre del vehemente defensor de Bárcenas han dicho que, por la descripción, es verde y sin asas. Y cuando es verde y sin asas sólo se puede tratar del increíble Hulk.