A pesar de la abrumadora victoria, Gotor se mostró fiel durante su breve alocución a su estilo extremadamente prudente y apenas dio muestras de entusiasmo, todo lo contrario que sus más estrechos colaboradores, que le tributaron dos sonoras ovaciones. Especialmente satisfechos estaban los vicerrectores de Estudiantes, Julio Rodríguez, Campus de Excelencia, Paz Suárez Rendueles, y Planificación Económica, Santiago Álvarez, tres de sus pilares fundamentales durante su mandato. «Hemos hecho una campaña limpia, sin descalificaciones», indicó el vencedor, que agradeció a todos los miembros de la comunidad universitaria «el comportamiento mantenido durante estos días».

Una comunidad que ayer se volcó para que el químico consiguiera la reelección. Con una participación del 24,31% -casi tres puntos menos que en 2008, aunque en la media de las últimas convocatorias electorales-, el rector en funciones consiguió 3.720 votos no ponderados, frente a los 2.332 de Paz Andrés. Una diferencia que se elevó sustancialmente al aplicar los coeficientes que rigen el sistema de elección universitario a cada uno de los grupos o sectores que votan por separado y que concede un peso del 55 por ciento a la decisión del personal docente, del 25 a los alumnos y del 10 por ciento tanto a los profesores sin plaza fija como al personal administrativo.

En este sentido, la victoria de Gotor fue especialmente llamativa entre los dos estamentos con representación de profesores, que le concedieron, respectivamente, el 69,71% y el 77,20% de los apoyos. También los trabajadores de servicios le dieron un respaldo amplio, con el 67,36%. La pugna estuvo más reñida entre los alumnos, que le brindaron el triunfo con un 54,57%, la cifra más baja de las cuatro. «Agradezco a los que me han votado y a los que no su participación porque con ellos habrá que seguir trabajando», resaltó nada más concluir la jornada electoral.

También aprovechó la ocasión para defender algunas de las medidas que más debate suscitaron durante el mandato que finalizó ayer, como la adaptación de los grados al nuevo Espacio Europeo de Educación Superior. «Tuvimos que hacerlo en un tiempo récord y creo que los resultados están siendo buenos», dijo, consciente de que el proceso aún se encuentra en el ecuador y que deberá ser colmatado durante el próximo cuatrienio. Y advirtió de que la crisis económica, que se deja notar en forma de recortes presupuestarios, marcará su segunda etapa de gobierno. «Debemos de ser conscientes de que los tiempos que corren son los que son», señaló al respecto, tras comprometerse a apoyar todos los proyectos de investigación en marcha y rechazar despidos de interinos.

Con todos los presentes en el Aula Magna puestos en pie y en medio de una calurosa despedida, el gran vencedor de los comicios abandonó la estancia más noble de la institución académica, de donde pronto colgará su retrato junto al de los últimos rectores, para celebrar con algunos de sus correligionarios el triunfo. «Será algo modesto, porque hay que trabajar», dijo uno de ellos. Será la primera jornada del segundo mandato de un hombre que ayer se demostró capaz de vender un mensaje basado en la «tranquilidad y la falta de crispación», su auténtico lema de campaña y gracias al que permanecerá otros cuatro años en el despacho más importante de una organización que cuenta con más de veinte mil alumnos y tres mil profesores.

«Estoy satisfecho, sobre todo porque creo que estamos mejor que la mayoría de las universidades españolas y eso debe ser un estímulo para seguir trabajando como hasta ahora», comentó poco antes de salir por la puerta y esbozar la primera sonrisa de la noche. El reflejo del éxito de un académico que ayer se garantizó la jubilación como el máximo responsable de su Universidad.