Oviedo, Javier CUARTAS

El 1 de julio de 2011 Francisco Álvarez-Cascos aún no había sido proclamado presidente de Asturias; pero ya entonces desencadenó un frontal ataque contra Cajastur, su fusión en un banco de nueva creación (Liberbank) y el proceso de concentración financiera. Acusó a la entidad de ser «una "caja mágica" al servicio de una élite política y social que la parasita en provecho de sus intereses particulares». Y arremetió contra la «entente» PP-PSOE por «tener las manos metidas en Cajastur hasta el codo».

Álvarez-Cascos es el único de los 45 diputados de la Cámara asturiana del que consta públicamente que ha hecho negocios con Cajastur. La empresa Aqualium Spain, de su actual esposa y en la que entonces también figuraba Álvarez-Cascos, vendió en 2005 a Cajastur, con motivo del 125.º aniversario de la entidad financiera asturiana, tres esculturas del artista Manolo Valdés, consistentes en tres caballos asturcones en bronce que desde entonces se exhiben en la plaza de la Escandalera, de Oviedo, frente a la sede corporativa de la entidad financiera.

El coste de la obra ascendió a 1,2 millones de euros más IVA. El pago se fraccionó en dos anualidades. En 2005 Cajastur abonó a Aqualium 500.000 euros más IVA y en 2006, los restantes 700.000 euros más IVA. Cada caballo costó 250.000 euros. En total, las tres piezas sumaron un importe de 750.000 euros. A ello se añadieron otros 350.000 euros como precio por los tres moldes en madera de las esculturas, y que entonces se destinaron al Palacio de Revillagigedo, de Gijón.

A los 1,2 millones percibidos por la venta de estas obras se sumaron otros casi 100.000 euros que Cajastur abonó a Aqualium por la exposición «Las meninas», de Manolo Valdés, que permaneció en el paseo de los Álamos, de Oviedo, en 2005.

Aqualium ha mantenido una abundante relación mercantil con otras cajas de ahorros. De las 31 exposiciones que figuran en su página web, 25 fueron patrocinadas por cajas de ahorros españolas.

La frontal crítica del presidente asturiano, Francisco Álvarez-Cascos, a Cajastur, su nuevo banco (Liberbank) y en general a los procesos de fusión de las cajas de ahorros en nuevas instituciones bancarias fue el eje del discurso político del nuevo gobernante asturiano entre julio y octubre.

Fue una campaña tan intensa y combativa como efímera. Desde el otoño jamás volvió a haber referencias ni ataques a Cajastur ni a las fusiones de cajas. Al extremo de que lo que durante casi cuatro meses de 2011 era un «expolio» a los asturianos y el problema más grave y vital que tenía planteado Asturias, en la actual campaña, sólo medio año después, no ha merecido ni un minuto de interés por quien con tanto empeño combatió la llamada «bancarización» y concentración de las cajas. Y ello pese a que el proceso no ha terminado, las fusiones siguen produciéndose y no está descartado que Liberbank (el banco de la fusión de Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria) acometa nuevos procesos de integración.

Foro Asturias Ciudadanos (FAC), que quiso poner Asturias en pie contra la fusión de Cajastur, y en general de las cajas, apoyó con sus votos en enero la reforma financiera del Gobierno de Mariano Rajoy, que supone una vuelta de tuerca más en la misma dirección que la que había emprendido el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. La reforma del ministro de Economía, Luis de Guindos, que FAC ha respaldado en el Congreso, fuerza a más fusiones y más bancarización de las cajas. Justo lo que FAC había combatido con ardor unos meses antes. De modo que lo que en 2011 era un «expolio», en 2012 había pasado a ser una política acertada y encomiable.

El 3 de julio de 2011 fue la primera de las tres veces en que Francisco Álvarez-Cascos acusó al entonces «numero dos» del Gobierno socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, de ser el vicepresidente primero del Gobierno que «expoliaba» a los españoles al «privatizar» y «vender» el «patrimonio de las cajas de ahorros, forjado por cinco generaciones de españoles».

Quien dijo esto, Francisco Álvarez-Cascos, fue el vicepresidente primero del Gobierno que, presidido por José María Aznar, privatizó toda la banca pública española (agrupada en el conglomerado Argentaria) que era propiedad y patrimonio de todos los españoles y que fue vendida en 1999 al Banco Bilbao Vizcaya.

Cascos también arremetió contra Liberbank acusándolo de llevar la sede corporativa y de representación a Madrid, aunque las sedes de las cajas partícipes se mantienen en sus respectivas regiones de origen y aun cuando, al menos por ahora, el peso decisorio del grupo sigue estando en Asturias. Quien realizó esta crítica había creado fuera de Asturias todas las compañías y sociedades mercantiles propias de cuya existencia haya conocimiento público.

Francisco Álvarez-Cascos no realizó sus críticas a los proyectos de fusión de Cajastur en razón de su condición de ciudadano, ni de político y líder de un partido, ni de diputado autonómico ni de presidente del Principado. En sucesivos actos políticos invocó una condición de su vida privada e íntima (ser cliente de Cajastur) para oponerse a los planes de la entidad. A tal fin enarboló de forma pública una cartilla de ahorros de la caja asturiana de la que él es titular como argumento de autoridad para expresar sus opiniones.

Según su declaración de bienes en la Junta General del Principado en agosto pasado, en Cajastur Cascos sólo tenía 100 euros. Exactamente 100 euros con un céntimo. En la entidad valenciana Bancaja (fusionada en el grupo Bankia) tenía depositados en ese momento, por el contrario, 13.839 euros. También mantenía operaciones con la caja vasca BBK (fusionada en el nuevo banco Kutxabank), con la que tenía contraído un crédito hipotecario por un importe de 948.933 euros.

El 1 de octubre de 2011 los socialistas acusaron a Álvarez-Cascos de haber intentado frenar la fusión de Cajastur con Caja Extremadura y Caja Cantabria por «inquina» al presidente de la entidad, Manuel Menéndez, porque, según dijo el socialista Jesús Gutiérrez, desde 2005 no había vuelto a patrocinar más exposiciones de Aqualium. Gutiérrez exigió al Presidente que aclarara en el Parlamento «cuánto dinero han facturado de las diferentes cajas de ahorros las empresas de las que es o era asesor». El PSOE acusó entonces al presidente del Principado de «aprovecharse de su paso por la política para estimular negocios que le beneficien, bien de manera directa o indirecta».

Álvarez-Cascos dejó de aparecer en la página web de Aqualium Spain ese mismo día; pero la página web institucional de Foro Asturias lanzó un ataque contra el presidente de la caja asturiana.