Hace unas semanas este periódico recogía en sus páginas la intención del que suscribe de solicitar la baja en el partido cuyo acrónimo es FAC, así como mi opinión acerca de la confección de las listas electorales para la próxima cita con las urnas del 25 de marzo. Lógicamente, al tratarse de un hecho público, la entrevista y su protagonista hemos recibido una catarata de adjetivos y comentarios de diverso calibre. De todos ellos hubo dos que me llamaron poderosamente la atención y, a la sazón, quisiera hacer unas acotaciones personales, si me lo permiten.

Lo primero que me sorprendió es que mi postura fuera calificada de «traición». No sé si saben que cuando el presidente en funciones del Principado toma una decisión que le afecta a uno no siempre suele comunicársela en persona. Sin embargo, dada la trascendencia del asunto, para transmitirle al diputado Fidel Sánchez que no iba a aparecer en las próximas listas por la circunscripción oriental le citó en su despacho de Presidencia. Loable iniciativa, sin duda. Hasta ahí uno puede disentir de la opinión del Presidente -vamos, me imagino que puede-, pero nada más. Lo gordo viene cuando, en esa misma conversación de más de una hora, el Presidente no tiene tiempo para comunicarle a Fidel que una afiliada perteneciente a la Comisión Promotora de Llanes va a ser incluida con el número 3 en dicha lista.

Es decir, el líder del partido en Llanes abandona Presidencia sin saber que, horas más tarde, una persona que lleva un año desaparecida en combate, alguien que en la práctica no ha movido un dedo por el partido en toda su historia, va a recibir el honor de representar a Llanes en las listas electorales de FAC. Yo, y perdónenme los palmeros genuflexos de turno, a eso le llamo traición. Y mucho más si quien la comete se llamó en alguna ocasión amigo del traicionado.

Tampoco sé si saben que la mencionada candidata conoció su nombramiento antes incluso de que Fidel supiese de su exclusión, que fue el jueves 16 de febrero. Bien, pues la interfecta no tuvo ni tiempo ni ganas de, al menos por deferencia hacia su presidente local, dedicarle una breve llamada telefónica para informarle del hecho. Las listas no fueron definitivas hasta la mañana del sábado 18; ni el jueves 16 ni el viernes 17 pudo la susodicha ponerse en contacto con Fidel para contarle lo que había ocurrido. Yo, y perdónenme tanto la candidata como sus extensas legiones de fieles partidarios, a eso le llamo traición. Y, mucho más si quien la comete insiste ante quien quiera escucharla en que es amiga del traicionado.

Todo esto se justifica, según Presidencia, porque nuestro grupo no está «comprometido con el proyecto». Ya. Y, entonces, ¿cómo se explica que en Llanes todos los componentes de la lista municipal nos marchásemos en bloque al nuevo partido? ¿Cómo se entiende que 26 de los 30 miembros de la Junta Local del PP de Llanes confiasen en el nuevo proyecto? ¿Cómo se consigue que la afiliación en Llanes alcance las 183 personas? Seguramente recuerdan en Oviedo el espectacular mitin en el hotel Las Brisas, cuando ni siquiera se había celebrado el congreso constituyente de FAC. ¿Cómo es que se reunieron 500 personas, un hecho sin parangón en la comarca, si no había compromiso?

Lo segundo que captó mi atención es lo que un lector considera que soy: el «escudero» de Fidel Sánchez. Pues miren, un honor. Escudero, amigo, compañero, seguidor, colaborador, escribano o lacayo, tanto me da. Un auténtico honor. Me parece que en Llanes no comprenden la auténtica dimensión de este paisano. Vale que no es la alegría de la huerta, no lame posaderas, ni traga sables ni soba hombros. No es simpático, ni probablemente caiga bien a primera vista. Pero, después de siete años trabajando cerca de él, puedo asegurar que será muy difícil encontrar en este concejo a alguien con la capacidad de absorción, comprensión y divulgación de toda la legislación que atañe a la cosa pública que interesa a Llanes. Y que su habilidad para cohesionar un grupo sin utilizar jamones o cualquier otro tipo de prebendas ha quedado sobradamente demostrada.

Lo cierto es que, desde que se optó por convocar elecciones anticipadas, Fidel estuvo discutiendo con sus más cercanos la conveniencia de renunciar a figurar en la candidatura. Seguramente él ya barruntaba la debacle que esa decisión va a ocasionar, pero el grupo le disuadió de hacerlo. Y aunque para él haya supuesto una liberación, no merecía el trato que se le ha dado.

En fin, es probable que por su truculencia el episodio de la designación digital de esta buena señora me haya recordado una anécdota que cuentan de sir Winston Churchill. Parece ser que cierto día se encontraba en la Cámara de los Comunes pronunciando un importante discurso cuando una dama airada le interrumpió diciéndole: «Si yo fuera su esposa, le pondría veneno en el té». Dicen que el primer ministro británico la miró fijamente y le contestó: «Y no dude usted que yo me lo tomaría, señora».

Emilio Moreno fue responsable del departamento electoral de Foro Asturias Ciudadanos en las pasadas elecciones generales y suplente en la candidatura de Foro Asturias al Congreso. Fue miembro de la comisión promotora de Foro Llanes.