Oviedo, P. GALLEGO

Lo que comenzó como una solución al bloqueo en la elección de la Mesa de la Junta puede acabar siendo la primera controversia en el acuerdo alcanzado entre el PSOE e Izquierda Unida para votar juntos a Javier Fernández como nuevo presidente regional. Los líderes de ambos partidos pactaron «in extremis» el viernes pasado que uno de los miembros de la coalición ocuparía el puesto de senador que corresponde a los socialistas por haber sido el partido más votado en las elecciones. La causa, la oposición de UPyD a votar a un presidente de IU para la Junta, razón por la que los socialistas acabaron presentando un candidato propio, Pedro Sanjurjo, y no pudieron cumplir su promesa de que, en virtud del pacto de investidura, la presidencia del Parlamento fuese para IU. Ahora ese acuerdo verbal, firmado con un apretón de manos entre Javier Fernández y Jesús Iglesias, parece tener una interpretación diferente para cada una de las dos partes.

Según explicaron ayer a LA NUEVA ESPAÑA fuentes de Izquierda Unida, el senador que le corresponde designar al PSOE debería ser inequívocamente para IU, aunque Javier Fernández no llegue a ser presidente del Principado. Sería, explican, la contrapartida justa por haberse visto privados de la presidencia de la Cámara. En las filas socialistas la interpretación del acuerdo es distinta: el senador será para IU sólo si Javier Fernández es elegido presidente. Incluso aunque la falta de acuerdo en la derecha haga innecesario el apoyo de los cinco diputados de IU para la elección del líder socialista, el escaño en la Cámara alta sería para la coalición que lidera Iglesias. Pero no si el presidente acaba siendo de Foro o del PP.

El detonante de esta situación no sólo fue la peculiar sesión de constitución de la Junta vivida el pasado viernes. También contribuyó, principalmente, la negativa de UPyD a aupar al candidato de IU a la presidencia del Parlamento. El diputado de la formación magenta, Ignacio Prendes, exigió a Javier Fernández conocer el contenido del acuerdo de investidura pactado entre los socialistas e IU, y fue entonces cuando supo que el puesto que el PSOE, en virtud de ese acuerdo, reservaba para IU no era uno cualquiera de los tres que a priori les correspondían en la Mesa, sino la presidencia. Su respuesta fue negativa.

Llegado el momento de constituir la Mesa de la Junta, y con un diputado menos, si el PSOE proponía a un candidato de IU, Prendes no les apoyaría. Su propuesta, que se acabó cumpliendo, era que todos los grupos estuviesen representados, pero siguiendo el orden en el que los asturianos los colocaron el 25-M: primero el PSOE, después Foro y luego el PP, IU e UPyD. De no haber habido un candidato socialista, Sanjurjo, su voto habría sido para Foro, como demostró en la elección de los vicepresidentes. Pero Foro, que pensaba en el PP para la Junta, no presentó candidato.

Javier Fernández y Jesús Iglesias tendrán que aclarar ahora cuál de las dos interpretaciones de su acuerdo es la válida. Además de un lugar en la Mesa de la Cámara, el pacto de investidura «para frenar a la derecha» incluye tres apartados más: mantener una sanidad y educación públicas y de calidad, y que la acción de Gobierno dé prioridad a la generación de empleo, además de adquirir compromisos con los sectores industrial y minero. Superada la sesión de investidura, aún sin fecha pero prevista para la segunda quincena de mayo, y solventada la asignación del escaño en el Senado -que se oficializará, seguramente, en el Pleno de la Junta siguiente al de la elección del Presidente-, los socialista e IU tendrán que decidir si el acuerdo se limita a los términos ya firmados o abarcará los tres años de la legislatura. El motivo, dotar al Ejecutivo de una mayor estabilidad en el Parlamento, como ya apuntó el nuevo presidente de la Junta General.