Ya en la primera certificación de la OJD, de 1967, se atribuye a LA NUEVA ESPAÑA el primer puesto en Asturias y una cota de 43.080 ejemplares diarios. Ahora, según los últimos datos de la OJD, el periódico tiene una difusión media de 54.890 ejemplares y de cada cien personas que compran un periódico en el Principado sesenta y cinco escogen LA NUEVA ESPAÑA. A la luz de las cifras de la más reciente oleada del Estudio General de Medios (EGM), el promedio de lectores diarios alcanza los 350.000.

El periódico llegó a la prueba que supuso el nuevo escenario de la titularidad privada justo después de una etapa de declive a comienzos de los años ochenta en la que, sin embargo, no llegó a abandonar su posición de liderazgo en Asturias. A la llegada de Editorial Prensa Asturiana sigue un período de revolución tecnológica y modernización constante que conduce al periódico, escalón a escalón, a incrementar la ventaja sobre sus competidores e instalarse entre los diarios más leídos del país. Ya en 1993, una encuesta de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI) constataba que era éste el periódico preferido por los asturianos de todos los grupos de edad y que el 60 por ciento de los encuestados lo había leído en los treinta días precedentes al estudio. En el Asturbarómetro de 2003, el 81,91 por ciento de los encuestados declaraba leer LA NUEVA ESPAÑA y para el 71,08 era el medio más objetivo. Esa audiencia ha acogido las sucesivas mejoras en tecnología y en la aproximación del periódico a los lectores, como la que supuso la apertura de las ediciones comarcales, que se inician con la de Avilés en 1991, continúan por la de Gijón en 1994, las Cuencas en 1996 y las de Oriente y de Occidente, ambas en 2001.

La relectura del número del 10 de septiembre de 1998, jueves, el 20.000 en la historia de LA NUEVA ESPAÑA, ofrece un indicio del cambio de los tiempos y de la mirada permanente hacia el futuro. Aquel día, el periódico festejaba la efeméride localizando el «próximo escalón tecnológico» del periódico» en el lanzamiento de «la edición digital de LA NUEVA ESPAÑA en internet». Hoy, el complemento digital a la información impresa representa ya un imprescindible vuelco de los parámetros tradicionales de la difusión informativa, pero puede que todo, al final, se siga resumiendo en lo que escribía en aquel número de hace casi catorce años y 5.000 números Manuel Fernández Avello, periodista e histórico cronista oficial de Oviedo, que confesaba haber oído la «nana suave» de la rotativa del periódico desde su domicilio en la calle Asturias: «LA NUEVA ESPAÑA es un ingrediente sustantífico de la vida de Asturias, un punto de apoyo, sillar, clave, y nos viene como anillo al dedo en tiempos en los que tan frecuentemente se invoca al famoso milenio acompañado de sorpresas deslumbrantes...».