Santo Adriano / Proaza,

Lorena VALDÉS

A «Tola» le pesan los años. La osa, que vive en semicautividad con su hermana «Paca» en el cercado de Santo Adriano después de que un cazador furtivo las dejase sin madre en el año 1989, ya tiene 23 años y sufre los achaques típicos de una edad que roza la ancianidad en un oso. Tras un mes cojeando de una pata derecha, el animal fue sometido ayer en su residencia a un completo chequeo por parte del equipo formado por veterinarios del parque de Cabárceno (Cantabria), encabezado por Santiago Borragán, de la Universidad de León, coordinado por el catedrático Luis Anel, y del veterinario asturiano Diego Mas.

Durante la hora y media que duró la anestesia, los especialistas realizaron a «Tola» una radiografía, una ecografía, una revisión de su aparato genital y le tomaron muestras de sangre para descartar problemas de hígado o riñón. Asimismo, a través de masajes, aprovecharon para colocarle correctamente una vértebra y la cadera que tenía desplazadas.

Según el veterinario Santiago Borragán, la osa «presenta zonas de osificación y pinzamientos de nervios en la zona lumbar». No obstante, Borragán aclaró que el diagnóstico no será completo hasta que se cuente con los resultados de todas las pruebas realizadas. «"Tola" es como una abuela anciana que necesita cachava a causa de la edad y continuará sufriendo problemas óseos, pero lo importante es que está aquí», destaca el veterinario.

Tras recuperarse de la sedación, «Tola» volvió a hacer ayer por la tarde «vida normal» en el cercado de Santo Adriano, aunque se mostró «torpe en sus movimientos». «No sabemos aún si será a causa de la anestesia o por la dolencia que padece», aclaró Carlos Zapico, director de la Fundación Oso de Asturias (FOA). Lo cierto es que la osa prefirió pasar la mayor parte del tiempo en el espacio cerrado en el que realizaron su chequeo, resguardada de las miradas de los turistas que ayer reclamaban la presencia de la osa, muchos de ellos sin conocer su estado de salud.

La enfermedad de «Tola» coincide con el expediente de regulación de empleo que han iniciado este mes los seis trabajadores de la Fundación Oso Pardo y que mermará las atenciones de las osas y el cuidado de sus recintos, tal y como denunciaron los alcaldes de los concejos de los valles del Oso: Santo Adriano, Proaza, Teverga y Quirós. La Fundación se vio obligada a tomar esta medida a causa del tijeretazo sufrido en su presupuesto anual, que pasará de los 300.000 euros con los que contaba de media a poco más de 200.000 euros.

«Paca» y «Tola» se convirtieron en un símbolo de la lucha contra el furtivismo tras quedar huérfanas. Desde ese momento pasaron a ser un emblema de la conservación en Asturias, pero además su vida en semicautividad en Santo Adriano sirvió para que miles de personas se acercasen a conocerlas y para revitalizar la economía de la comarca, que tejió un modelo de desarrollo rural vinculado a este animal.

El tiempo pasa para todos y «Tola» ha pasado de intentar tener descendencia en los últimos tres años con «Furaco», el macho llegado en 2008 del parque de Cabárcerno, a afrontar la tercera edad de forma más prematura que su hermana «Paca», que tiene su misma edad y que goza de buena salud. A «Tola», tanto amor la desgastó.