El Ministerio de Fomento acaba de introducir una nueva incógnita acerca del futuro de la variante ferroviaria de Pajares al admitir que el antiguo paso ferroviario por la Cordillera -el actual sinuoso trazado, con sus 90 túneles- podría permanecer en uso incluso cuando arranque el servicio de la nueva infraestructura, con su túnel principal de 25 kilómetros. Es precisamente dicho túnel el que ahora concentra los interrogantes, ya que expertos ferroviarios consultados por LA NUEVA ESPAÑA dudan de que por una infraestructura subterránea de semejante longitud puedan circular mercancías peligrosas o convoyes con material de gran peso (productos siderúrgicos, por ejemplo) o incluso vagones descubiertos de graneles sólidos como el carbón.

En el caso de las mercancías peligrosas, éstas están definidas en un real decreto de 1996 como «todas aquellas sustancias que en caso de accidente durante su transporte, por carretera o ferrocarril, pueden suponer riesgos para la población, los bienes y el medio ambiente». En caso de incendio dentro de un túnel a causa de un accidente con material inflamable, la historia recuerda el suceso del túnel carretero del Mont Blanc -de 11,5 kilómetros de longitud-, cuando en 1999 un camión frigorífico se incendió y provocó un infierno con temperaturas que alcanzaron los mil grados, lo cual produjo numerosas víctimas, además de provocar la destrucción parcial del túnel y de sus sistemas técnicos.

En cuanto a los vagones que transportan material de gran masa, como bobinas de acero, la distribución de sus boggies -los carretones de las ruedas- transmite a la vía unos pesos del orden de las 22 toneladas, o más, de modo que la deformación de los carriles se vuelve problemática para después permitir el paso de convoyes de Alta Velocidad.

Por último, los actuales vagones para graneles como el carbón pueden ser inadecuados tanto por el peso como por la pérdida de material volátil dentro de un tubo en el que se producen las corrientes y succiones de aire inducidas por el propio tren. Estos ejemplos bastan para que alguno de los expertos consultados certifique que es muy difícil que se «homologue la variante de Pajares para el tráfico de dichas mercancías». En todo caso, dicha homologación sólo podría lograrse si los operadores de mercancías que en su día transiten por la nueva infraestructura utilizan vagones especialmente construidos y homologados para túneles de dicha longitud y con vías de ancho internacional aptas para la Alta Velocidad ferroviaria. El ejemplo sería que los productos siderúrgicos viajaran en vagones más largos y con más boggies, lo cual redistribuiría su carga y ofrecería menor tonelaje por eje sobre la vía. En el caso del carbón u otros graneles -caso de los cereales-, los vagones deberían estar cerrados.

La provisión de todo ese material ferroviario capaz de obtener homologación supondría un alto coste para las operadoras de mercancías, que seguramente preferirán seguir utilizando el viejo paso de Pajares, como en la actualidad. En cuanto al transporte de mercancías peligrosas, los retos técnicos serían aún mayores y más costosos.

Estas circunstancias son algunas de las que inciden en que Fomento no descarte mantener abierto Pajares, según la respuesta dada por el Ministerio esta semana al diputado de IU por Asturias, Gaspar Llamazares.

No obstante, en el fondo sigue latente el hecho de que en el presente ningún tren de mercancías en ancho internacional circula por España, salvo los que entran por la frontera francesa hasta el puerto de Barcelona mediante un sistema de triple hilo, o tres raíles.

Si las previsiones de Fomento son que la Variante inicie su servicio en 2014, y que lo haga en ancho internacional, como inicialmente anunció la ministra Pastor, ése no sería plazo suficiente para que los operadores de mercancías adapten su material móvil a dicho ancho o se sometan a las homologaciones necesarias.

En consecuencia, el viejo Pajares seguirá siendo imprescindible. No obstante, la decisión del ancho de vía de la Variante -pese al anuncio de la Ministra- sigue siendo materia de discusión en los organismos ferroviarios. El peso de la carga, o su volatilidad o su peligrosidad añaden dudas serias sobre cómo conseguir que la futura línea sea de tráfico mixto, para pasajeros y mercancías.