Los payasos de la tele» me pillaron de lleno, o sea, con mis hijos en la edad de disfrutar del trío, y los padres, con ese pretexto, de poder hacerlo también. Intento escarbar en aquella tierra, para descubrir en tiempo pasado qué es lo que tenían aquellos tres cómicos. Un payaso es siempre el espíritu de un niño en el cuerpo de un hombre hecho y derecho. Ése era Fofó. El payaso listo (Gabi, en este caso) es el recordatorio, lo justo de antipático, del mundo real. Pero eran tres, no dos como pide el libreto. Tal vez Miliki, entre esos dos mundos, jugara el papel de un intermediario, que vivía ya en la lógica adulta, pero cuyo cerebro se bloqueaba a cada poco por la resistencia a hacerse mayor, o sea, a volverse listo. Quizás el secreto de aquel Miliki detenido en la evolución de niño a adulto estuviera en transmitir la perplejidad de ese punto ciego entre dos visiones del mundo.