Resulta difícil de comprender la cerrazón de algunos responsables políticos en lo que al modelo retributivo de los diputados asturianos se refiere. El sistema actual de dietas por estancia y manutención y los gastos de kilometraje, que se cobran funcione o no el Parlamento autonómico y que no tributan a Hacienda, no es de recibo y debe ser revisado. Si algún ciudadano tuviese dudas sobre las inapropiadas percepciones actuales de los parlamentarios asturianos, sólo tiene que leer las declaraciones del presidente del Consejo Consultivo del Principado, Bernardo Fernández, a este periódico y seguro que sus recelos se desvanecen.

No se puede ser más claro que el que fuera el primer consejero de la Presidencia del Principado, diseñador fundamental del entramado administrativo de la comunidad autónoma y uno de los principales muñidores en los inicios de las labores de la Junta General. Alguien nada sospechoso de buscar el desprestigio de la Cámara legislativa asturiana. Más bien todo lo contrario, Bernardo Fernández lo único que pretende es que se recupere la cordura por el bien de las instituciones autonómicas.

«La política es un oficio noble que se tiene que desempeñar con dignidad, lo que requiere una retribución acorde con los tiempos y con los criterios de austeridad de la autonomía. No creo que la solución pase por que los partidos complementen los sueldos de los diputados». Éste es el resumen de lo que opina Bernardo Fernández. Puro sentido común. Claro que la dignidad y la nobleza sólo se suponen; hay que demostrarlas con hechos. Y eso es lo que se espera que hagan los grupos parlamentarios, rectificando y aprobando un sistema retributivo «transparente» y con «sueldos dignos», eso sí, «en la media» de los de la ciudadanía.

Ahora habrá que esperar a ver por dónde sale Foro, el único partido que defiende a ultranza el actual sistema de pagos a los diputados y que ha venido denunciando una «campaña» contra «quienes representamos a los ciudadanos en la Junta». No entienden nada.