Oviedo,

F. VALLINA / P. GALLEGO

El ex ministro de Trabajo Luis Martínez Noval (Infiesto, 1948) falleció ayer en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tras no poder superar el infarto cerebral y la fractura de la base del cráneo causada al caer en la calle la mañana del Viernes Santo. El golpe fatal contra un bordillo, a la altura del número 46 de la avenida de Galicia en Oviedo, le fracturó el hueso occipital y derivó en una fuerte hemorragia interna. Tras ser intervenido de urgencia durante unas tres horas y pasar en coma inducido poco más de un día, Martínez Noval fallecía sobre las seis de la tarde de ayer. Sus restos reposan en el tanatorio de El Salvador, en Oviedo, a la espera del funeral que se celebrará mañana, a las cinco de la tarde, en la iglesia de los Santos Apóstoles, muy próxima al lugar del trágico accidente.

Martínez Noval, economista de 64 años, había salido sobre las ocho de la mañana del viernes a comprar el pan en su panadería habitual, según relataron fuentes de la familia. Fue entonces cuando sufrió un desvanecimiento -supuestamente causado por el infarto cerebral- que acabó con su cuerpo postrado en la acera, tras golpearse fuertemente la cabeza contra el suelo. Ante la tardanza, su mujer, la profesora universitaria Pilar Sáenz de Jubera, y su hijo, Jorge Martínez, decidieron llamarlo por teléfono. Al otro lado de la línea les contestó el médico de los servicios de emergencia que lo estaba atendiendo en la misma calle, antes de trasladarlo al Hospital.

En el HUCA la cirugía craneal del ex ministro duró más de tres horas. El infarto cerebral, la fractura craneal y el gran hematoma subdural causado por la caída aconsejaban mantenerlo sedado, en un coma inducido por fármacos. Aunque, según fuentes hospitalarias y de la FSA, su evolución en las horas críticas que siguen a la operación parecía favorable, finalmente el ex ministro fallecía sobre las seis de la tarde del sábado. A pesar de los esfuerzos del equipo médico, nada más pudo hacerse por su vida.

Muy poco tiempo después comenzaban a sucederse los mensajes de pésame a la familia, empezando por el de la propia Federación Socialista. Con un «profundo pesar», la organización que Martínez Noval pilotó con mano diestra durante doce años -antes ya había ocupado una secretaría y la vicesecretaría, en tiempos de Jesús Sanjurjo- despedía a «un socialista ejemplar, un modelo a imitar para las generaciones futuras por su legado político y personal». El ex ministro «dejó un recuerdo imborrable de su integridad y su honestidad», aseveran.

Esas dos palabras, «integridad y honestidad», eran las más repetidas por los miembros de la familia socialista que, entre la sorpresa y el dolor causados por la muerte de Martínez Noval, se iban acercando al tanatorio. Uno de los primeros fue su sucesor en el cargo como máximo responsable del partido en Asturias, el hoy presidente del Principado, Javier Fernández. El secretario general personificó la tristeza de todos los socialistas asturianos. «Lo fue todo», sentenció Javier Fernández. La voz, entrecortada por momentos. Los ojos, rojos. El Presidente y el ex ministro hablaban «todos los días». Martínez Noval era uno de los miembros destacados en el nuevo Consejo Asesor de Asuntos Económicos de la Presidencia del Principado. Su última conversación fue el pasado miércoles, dos días antes del fatal suceso.

El ex ministro era hombre de amistades sinceras y largas en el tiempo, afirman sus amigos. Con el ex presidente Juan Luis Rodríguez-Vigil tenía una cita ayer para comer. «Era una persona de una inteligencia, una moderación y un saber estar difícilmente encontrables», afirmaba. En la sala número 5 del tanatorio, con el féretro aún sin flores -las primeras coronas llegaron a las nueve de la noche-, los amigos de Martínez Noval confortaban a su viuda, Pilar Sáenz de Jubera, entera ante la adversidad, y a su hijo Jorge. Su otra hija, Ana, se encontraba aún en Estados Unidos, donde vive.