Oviedo, M. J. IGLESIAS

Asturias ha duplicado en la última década el censo de nuevas pomaradas de variedades autóctonas, destinadas principalmente a abastecer la fabricación de sidra de manzana seleccionada y con denominación de origen, etiquetas que deben emplear el cien por cien de fruta autóctona como materia prima. Aunque ambas marcas aumentan cada año sus cotas de mercado, la progresiva entrada en producción de jóvenes plantaciones crea un superávit de manzana de alta calidad en la región a la que es difícil dar salida.

La razón es que la manzana con pedigrí es más cara. En la campaña 2012 llegó a cotizarse a 37 céntimos por kilo, mientras que la manzana «común» de la región, procedente de pomaradas sin control de variedades autóctonas oficialmente aprobadas, apenas llega a los 30 céntimos. Las tarifas descienden más aún para la manzana que llega de Francia, Polonia o Alemania. En estos países las plantaciones tienen 20 hectáreas de media, se encuentran en terrenos llanos, altamente mecanizados y con costes mucho más bajos que los asturianos.

Las diferencias de precio de la materia prima se traducen al final del proceso en el precio de la botella. La sidra de lagar oscila entre los 2,20 y 2,30 euros. La de manzana seleccionada o denominación de origen va de los 2,60 a los 2,80 euros. Ante el incierto futuro del cultivo de la manzana en la región los cosecheros agrupados en la cooperativa Campoastur (procedentes de la antigua Aacomasi) reclaman potenciar las marcas de calidad y defender la manzana asturiana de las competidoras «low cost» que llegan de fuera. La diferencia de precio entre un kilo de fruta de variedades autóctonas regionales y la importada supera los quince céntimos. La diferencia es algo menor entre la manzana asturiana de calidad y la que procede de pomaradas sin control de variedades.

«No tiene sentido que en la región existan dificultades para dar salida a la producción de alta calidad, mientras que se trae manzana de fuera», señala Jorge García, director de producción vegetal de Campoastur. Añade que el empleo de la manzana de variedades autóctonas debería generalizarse a toda la sidra que sale de los toneles asturianos. Tampoco pasa por alto la contradicción que supone que haya manzana de más para la sidra «pata negra» y que falte materia prima para la producción general.

En el Principado se elaboran al año unos 40 millones de litros de sidra, de los que solamente cuatro corresponden a las marcas de calidad. Aunque es difícil obtener datos exactos, por los numerosos movimientos de compra y venta que se producen en los lagares, los técnicos estiman que unos dos millones de kilos de manzana con pedigrí se quedan cada temporada en el limbo. Al final, los cosecheros se ven forzados a tirar los precios para poder venderla.

Al sobrante de manzana contribuye la mejora de las comunicaciones con Francia, a través de la autopista del mar que une el puerto de El Musel con la localidad bretona de Saint-Nazaire (Nantes) y facilita la importación de mercancía, así como la entrada de producción manzanera de Galicia o Aragón, a precios más bajos que los asturianos.

Además, la mayor parte de los lagareros de renombre han invertido en plantaciones que en abastecer buena parte de la producción propia anual. Es el caso de Samuel Trabanco, principal elaborador de Asturias; Sidra Gobernador de Villaviciosa, el llagar Muñiz de Tiñana (Siero) y Viuda de Angelón de Nava.

Curiosamente Samuel Trabanco, líder de producción sidrera en Asturias, es también el mayor cosechador de manzana de la región. En 2011 Grupo Trabanco adquirió la mayor plantación de Asturias de manzanos de sidra, una finca situada en Mieres con una superficie de 39 hectáreas y 17 variedades de manzana adscritas al certificado de calidad Sidra de Manzana Seleccionada. Para este año está previsto que la producción total llegue a los 800.000 kilos.