«Hemos logrado orientar perfiles distintos hacia objetivos comunes. Cada uno venimos de nuestra madre, pero intentamos alcanzar los logros de manera conjunta», explica Las Heras en relación con los buenos resultados productivos del grupo, que precisa de caros equipamientos para desarrollar su actividad, muchos de ellos financiados con fondos de la Unión Europea. «Otra de las claves es presentar propuestas que resulten atractivas de cara al reparto de ayudas, tanto nacionales como comunitarias», añade. Sin olvidar una estrecha colaboración con el tejido empresarial, asignatura pendiente para casi todos los investigadores de la Universidad. «Para nosotros, la transferencia con el sector privado es un pilar fundamental», remata.

La misma receta ofrece Javier Sebastián, catedrático de Tecnología Electrónica y responsable del grupo de Sistemas Electrónicos de Alimentación, integrado por siete especialistas que trabajan en el desarrollo de convertidores para alimentación led, la recuperación de energía en ascensores, la puesta en marcha de dispositivos nuevos semiconductores de banda prohibida ancha o la mejora del rendimiento de los amplificadores de potencia de radiofrecuencia, que elevan el nivel eléctrico de señales para telefonía móvil. «La buena consideración de las telecomunicaciones en la Universidad de Oviedo no es casual. Tiene que ver con la selección de las personas y con un proyecto bien elaborado desde el principio. En este sentido, hay que destacar el esfuerzo realizado por el ex vicerrector de Investigación Mario Díaz Fernández, empeñado en poner en marcha la titulación a base de atraer a los mejores especialistas del país y de realizar, en paralelo, una importante apuesta económica», subraya. «A eso se ha sumado después la dedicación diaria de decenas de buenos investigadores», concluye. Afirmación que corrobora la última edición del «ranking» I-UGR, elaborado por profesores de Granada y Navarra, que concede un sexto puesto nacional a la Universidad de Oviedo en esta disciplina, de un total de 58 instituciones analizadas.

Esta influyente lista, que toma en consideración el número de artículos publicados por los docentes en las principales revistas internacionales indexadas (JPR) y su impacto (citas realizadas por sus colegas para trabajos posteriores), sitúa a los expertos asturianos en administración de empresa en la quinta plaza. «Le damos un valor extraordinario a esta posición, porque el método empleado para elaborar la clasificación es de los más objetivos que existen», explica el catedrático Juan Ventura, director de este departamento, el segundo de la Universidad de Oviedo por personal, con casi un centenar de profesores y tres áreas: Comercialización e Investigación de Mercados, Economía Financiera y Contabilidad, y Organización de Empresas.

«Históricamente, nuestro departamento ha contado con una cultura que invita a la investigación. El que llega nuevo sabe que tiene que publicar, porque hemos conseguido crear un ambiente de exigencia que estimula el trabajo», explica el profesor, orgulloso de los ocho grupos que operan en su ámbito de responsabilidad. «Que te publiquen un artículo en una buena revista puede llevar casi dos años, así que es motivo de satisfacción que estemos tan bien situados. Quiere decir que vamos en la buena dirección y que hemos conseguido mejorar mucho en los últimos años», añade. Aun así, advierte de que los persistentes ajustes pueden provocar un retroceso a medio plazo. «Los recursos económicos que necesitamos para investigar no son tan elevados como los que precisa un equipo de química en un laboratorio. Muchas veces nos basta con un ordenador y con tener acceso a bases de datos o a publicaciones internacionales; pero incluso en esto se ha recortado. Nosotros consumismos pocos recursos, pero con resultados reconocidos, y eso se debe cuidar», sostiene.

Ventura defiende que un alto índice de producción científica no es incompatible con elevadas tasas de docencia. «El departamento de Administración de Empresas es uno de los que da más horas de clase en la Universidad, tanto en las facultades de Economía y Empresa y Comercio como en las escuelas politécnicas de Gijón y Mieres, así como en la de Minas», afirma. «Y eso no nos ha hecho bajar la guardia en relación con nuestra función investigadora», prosigue. «Aparecer en la lista nacional por delante de muchas universidades prestigiosas y tan sólo por detrás de Valencia, Carlos III de Madrid, Pompeu Fabra y Navarra es motivo de satisfacción», concluye.

La alegría por los resultados del «ranking» I-UGR también ha llegado al departamento de Sociología, el de más reciente creación, que cosecha otro quinto puesto, en la línea ascendente de los últimos años. «Ya habíamos logrado un magnífico resultado en el último "ranking", pero la consolidación de la tendencia supone una gran satisfacción», explica la directora, Ana Guillén. «Los números están ahí: conseguimos muchos proyectos nacionales y europeos, de los que se derivan publicaciones de calidad, y eso se refleja en la valoración que nos otorga esta clasificación a nivel nacional», añade, tras dejar claro que la única explicación para estos buenos resultados es «el trabajo duro en equipo».

Guillén es una de las tres catedráticas de un departamento formado por una treintena de docentes con uno de los índices de producción investigadora más elevados de la Universidad. «Contamos con una trayectoria positiva que viene de atrás y que resulta motivadora», explica, apenas unos meses después de hacerse cargo de la dirección. El departamento de Sociología combina la veteranía con la incorporación de investigadores jóvenes, en muchos casos asturianos, a pesar de que la región no cuenta con una titulación específica en esta disciplina, una atmósfera propicia para alcanzar rendimientos superiores a los de muchos otros grupos españoles consolidados desde hace décadas.

Telecomunicaciones, Sociología y Empresa son tres modelos diferentes que coinciden en aspectos básicos para alcanzar la excelencia académica, en medio de una creciente competitividad a nivel nacional e internacional. Sus resultados marcan el camino que seguir y contrastan con otras disciplinas que encuentran más dificultades para avanzar en su labor científica, muchas veces por falta de financiación y otras por una preferencia excesiva de la docencia. De hecho, la Universidad de Oviedo consigue de media una puntuación discreta en el «ranking» y no logra colocar ninguna de sus especialidades en los tres primeros puestos. Aun así, consolida posiciones con respecto a años anteriores, en un momento delicado por los constantes recortes por parte de las principales administraciones, con el plan nacional de I+D+i paralizado y la ausencia de ayudas autonómicas durante los dos últimos años, a excepción de la partida de urgencia de dos millones de euros aprobada por el Principado a principios de mayo y que servirá para dar soporte económico a 88 proyectos de todas las áreas de conocimiento (Arte y Humanidades, Ciencias, Ciencias de la Salud, Ciencias Sociales y Jurídicas, e Ingenierías). Un soplo de aire fresco para la ciencia regional, que dispone de profesionales de máximo nivel, demasiadas veces ninguneados por las autoridades.

Estadística, Bioquímica, Odontología y Robótica, en el «top ten» nacional

La Universidad de Oviedo cuenta con grupos punteros en otras disciplinas al margen de Economía, Sociología y Telecomunicaciones, las tres mejor situadas en la clasificación nacional. El «ranking» I-UGR sitúa a los especialistas de Estadística (que pertenecen al departamento con menos profesorado de la institución académica asturiana) en un excelente séptimo lugar. Además, los investigadores de Bioquímica y Biología Molecular (con equipos de primer orden internacional, como el que lidera Carlos López-Otín) están en la octava posición. Y los trabajos sobre Automática y Robótica, que se llevan a cabo sobre todo en la Escuela Politécnica de Mieres, alcanzan un meritorio séptimo puesto, al igual que Odontología (vinculada a los departamentos de Medicina y Cirugía y Especialidades Médico Quirúrgicas). Educación e Informática, undécimas, rozan el «top ten». Aunque casi todos los científicos coinciden en señalar que es un error tomar estas listas al pie de la letra, ya que los criterios seguidos para su elaboración admiten matices de interpretación, también destacan que marcan nítidamente tendencias. En este sentido, es definitorio que los ámbitos con buena valoración son plenamente coincidentes en todas las clasificaciones de este tipo.