Manuel Riesco Morán, presidente del Consejo de Comunidades Asturianas -durante el gobierno de Marqués en Asturias- y del Archivo de Indianos, entre otras instituciones, falleció ayer en Oviedo, tras un tiempo ya apartado de la escena pública. Riesco Morán fue también un puntal en la fundación de Alianza Popular (AP) en la región.

La muerte de Riesco Morán, «todo un caballero» como le llegó a catalogar el desaparecido Rafael Fernández, presidente socialista de la preautonomía asturiana y antecesor suyo al frente del organismo que aglutina a la emigración asturiana, cayó ayer como un mazazo entre antiguos compañeros de militancia política, entre ellos el senador popular Isidro Fernández Rozada, que mantuvo con él un estrecho trato desde el año 1977, cuando Alianza Popular empezaba a dar sus primeros pasos.

Rozada destacó cómo Riesco siempre se mantuvo a su lado apoyándole en todas las tareas del partido, del que llegó a ser vicepresidente primero en 1978, durante la presidencia de Manuel Robledo, que debido a su actividad profesional se ausentaba a menudo de Asturias y delegaba en Riesco para regir el día a día del partido. «Eran tiempos duros. Por aquel entonces yo era secretario general y en innumerables ocasiones nos recorrimos los pueblos y visitamos las juntas locales. Era un hombre extraordinario, muy humano y de una gran bondad», aseveró Fernández Rozada.

Su dedicación al partido le valió continuar ocupando cargos de asesor y coordinador de comisiones en el Grupo Popular de la Junta General del Principado una vez que Fernández Rozada fue sustituido por Ovidio Sánchez en la presidencia, en el año 2000. «Trabajaba al detalle, siempre fue coherente y fiel a sus principios. Se me va una de esas personas que yo siempre quise mantener cerca por su lealtad. Se me va alguien a quien quería mucho, y él a mi», señaló Rozada.

Los elogios a Riesco también llegan desde sus adversarios políticos. El socialista Manuel Fernández de la Cera, que fue presidente del Consejo de Comunidades Asturianas cuando el ahora fallecido era uno de sus vocales, destacó el diálogo que siempre predicaba Riesco, que fue alumno del colegio de la Inmaculada de Gijón, estudió Derecho en la Universidad de Oviedo y ejerció como visitador médico, una profesión que también le hizo tener muchos amigos en el ámbito de la medicina asturiana.

Fernández de la Cera relató cuando, con motivo de la celebración de uno de los Congresos de Asturianía, Riesco le pidió ir en el mismo coche que él. «Aunque tengamos nuestras diferencias, ante la emigración tenemos que dar siempre una imagen de unidad», solía decir.

De la Cera no pasó por alto la bonhomía que desprendía Riesco Morán, cuyo hermano, Jesús, ingeniero de la antigua Estación Pomológica de Villaviciosa, actual Serida, llegó a ser presidente del Real Oviedo. «Era humano, desprendido, un hombre con el que daba gusto hablar. Siempre decía que los asturianos teníamos que ser capaces de entendernos», indicó ayer de la Cera al evocar la figura del fallecido.

«Conectó con todo el ámbito del PP, lo que le costó mucho sufrimiento en su trabajo de visitador», afirmó Rozada, quien conoció la noticia ayer, cuando se encontraba fuera de Asturias . «Le agradeceré eternamente todo lo que hizo por AP y lo que me ayudó, siempre en positivo», aseveró.

Riesco Morán estaba casado con María del Carmen García García-Rendueles y era padre de nueve hijos, ocho de ellos de su primer matrimonio, del que enviudó. Tuvo nueve nietos. El funeral por su eterno descanso tendrá lugar hoy en la iglesia de San Isidoro de Oviedo y posteriormente será enterrado en el cementerio ovetense de El Salvador.