Aunque los médicos, padres y hosteleros aplauden la prohibición del alcohol a los menores de 18 años, dudan de que esta medida pueda eliminar el «botellón». Asturias es la región donde los adolescentes prueban antes el alcohol, a los 12 o 13 años. Sin embargo, «parece que luego beben menos», según el psicólogo Eduardo Carreño. La prohibición acabará «con una manera bastante permisiva de entender el alcohol», añadió.

Para el psiquiatra Julio Bobes, «todo lo que sean restricciones es muy difícil de sostener, pero se trata de que la gente tome conciencia del problema, que desaparezcan esas escenas que hacen apología del uso de sustancias y que los menores dejen de estar expuestos a sustancias nocivas». Para Bobes, no obstante, es muy difícil acabar con el «botellón», cuando «la mayoría de los jóvenes están en paro y no tienen disponibilidad para consumir alcohol en los establecimientos». En cualquier caso, «la prohibición es un bien para la salud pública y para la salud mental».

Elena González, de la Federación de asociaciones de padres y madres de alumnos «Miguel Virgós», también aplaudió la medida. «Veníamos pidiéndolo desde hace años, porque estaba subiendo el consumo entre adolescentes. Habría que pedir que entre en vigor de forma inmediata y exigir que se cumpla de verdad la prohibición de venta a menores, que no se cumple en grandes superficies», añadió. González dijo que hay que completar la prohibición con medidas educativas y de empleo del ocio.

El hostelero José Luis Álvarez Almeida pidió que los ayuntamientos y las fuerzas de seguridad se apliquen de verdad al control del consumo de alcohol por menores. «Somos los primeros interesados en un consumo responsable. Preferimos 20 clientes que toman una copa a un solo cliente que toma veinte. Las intoxicaciones etílicas no se ven en los locales, por la responsabilidad del hostelero, sino fuera, en la calle», añadió.