A la hora de afrontar la realización del proyecto se ha contado con la experiencia y el buen saber hacer del arquitecto técnico Tino Paredes. Para el cálculo de las estructuras se ha contado con la colaboración de Miguel Fernández Schmitz, titular de Estática Ingeniería de Estructuras.

La parcela donde se ubica el tanatorio se encuentra en la aldea de El Peral, en la población de Colombres. La parcela consta de 775 metros cuadrados, muy cerca de la conexión con la carretera nacional 634 que une Asturias y Cantabria, por lo que los accesos son inmejorables. La parcela se localiza al noroeste de la población de Colombres, concejo de Ribadedeva, barrio de El Bao (aldea de El Peral). Además, su relativa cercanía con el cementerio local, calificado como Bien de Interés Cultural (BIC), favorece la localización del velatorio. A su vez, la cercanía de la capilla de El Bao da un valor añadido a la situación del velatorio.

La construcción se realiza en una única planta y cuenta con tres patios exteriores que iluminarán todo el interior. Tiene una superficie construida de unos 285 metros cuadrados y consta de ingreso y recepción, aseos, despacho, dos salas de vela con sus respectivos túmulos y una zona de trabajo (garaje). La obra ha tenido un presupuesto de unos 210.000 euros.

Se ha optado por situar la zona de aparcamiento al público fuera del recinto cerrado del velatorio, de tal manera que se produce un aparcamiento en batería entre el cerramiento de parcela y la acera. De esta manera se facilita el aparcamiento al eliminar todo recorrido por el interior de la parcela. Consta de siete plazas, una de ellas reservada a personas con movilidad reducida.

Entre el cerramiento de la parcela y el edificio se encuentra un espacio de porche que permitirá a las familias esperar resguardados de la lluvia, así como del sol.

Se proponen dos accesos al edificio desde la carretera, uno para público y otro exclusivo para los coches fúnebres. El objetivo de esto es que no se produzca un encuentro fortuito con el coche fúnebre por parte del público. Ambos accesos están cubiertos por una fina lámina de hormigón que genera el porche de entrada mencionado unas líneas más arriba, que parece que se apoya en un murete de hormigón armado visto, pero que, en realidad, está separado unos centímetros y a ciertas horas del día una fina línea de luz es la que «sostiene» el porche. En el lado contrario, la parcela se cerrará por medio de otro murete de 1,80 metros de altura, cerrando así el frente de la parcela.

El acceso al público se produce bajo el porche, a través de un paño de vidrio que da paso a un vestíbulo en el que se encuentra la recepción, así como un espacio de espera provisto de asientos. Todo ello está iluminado por un pequeño patio, tras el cual se sitúa un paquete de aseos de planta controlados visualmente desde la recepción, diferenciados por sexos, siendo ambos accesibles para personas con movilidad reducida. Asimismo, entre los aseos y el patio se dispone de un pequeño despacho-almacén.

El edificio se organiza de tal manera que se han eliminado por completo las comunicaciones, siendo todo el espacio interior útil, ya sea para uso de los trabajadores como para uso del público.

Enfrente de los aseos se produce la entrada a las dos salas de vela de los fallecidos. La primera tiene una forma en «L», siendo el lado más largo el de reunión de la familia y por el que se accede a la sala y el lado más corto el destinado a la contemplación del cadáver, formado por el túmulo y un pequeño espacio delante del mismo. Esta forma en «L» permite evitar la visión directa del cuerpo al entrar en la sala, ya que no todas las personas que entran en la sala quieren ver al fallecido.