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"En la arena de las playas no se aprecia, pero hay que estudiar si el petróleo ha calado"

Nieves Álvarez, que trabaja en el Ayuntamiento de Carreño, fue una de las encargadas de repartir los equipos que se les entregaban a los voluntarios para afrontar las labores de limpieza (traje, botas, gafas, mascarilla y guantes). "La verdad es que llegaron personas desde todos los puntos de España, que se prestaron a ayudar. Si no hubiese sido por la gente que trabajó de forma desinteresada, no sé qué hubiera pasado", señala. Ella también se puso el mono blanco para colaborar en las tareas de limpieza. "Tanto yo como otros compañeros compaginábamos el trabajo con la limpieza voluntaria de las playas. Fue muy triste ver cómo toda la costa del concejo quedó llena de petróleo. Esperemos que no se vuelva a repetir una catástrofe como la que provocó el "Prestige"", confía.

El Ayuntamiento de Carreño habilitó el comedor de la ciudad de vacaciones para atender a los voluntarios. "Allí comíamos y descansábamos un poco antes de volver a empezar con el trabajo", señala Marcelino Ramos, que recuerda que el vertido "provocó muchas pérdidas a los hosteleros del concejo y a todos los que se dedican al turismo, que ese año tuvieron que afrontar muchas cancelaciones de estancias que estaban cerradas". Según Ramos, "todo lo ocurrido tendrán que pagarlo la empresa que fletó el barco, el propio armador, el capitán del buque y todos los responsables políticos que lo permitieron". El petrolero, con bandera liberiana, arrojó 77.000 toneladas de combustible al mar, "que entre otras muchas cosas acabaron con muchísimas aves marinas y dejaron huellas que van a tardar en borrarse. En la superficie de las playas no se aprecia, pero hay que estudiar a ver si los restos del petróleo han calado y están a unos metros bajo la arena", subraya.

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