«Molinera» ya vive en libertad. El Principado soltó ayer a la osezna dos meses y medio después de ser rescatada, como adelantó en su edición de ayer LA NUEVA ESPAÑA. El animal fue devuelto al monte en el entorno de Cangas del Narcea, concretamente a la reserva integral de Muniellos, próxima a Riomolín (Leitariegos), donde el pasado mes de septiembre fue recogida por los técnicos de la Consejería de Agroganadería y Recursos Naturales en muy mal estado de salud. La osezna ingresó de urgencia en la clínica Buenavista de Oviedo el pasado 19 de septiembre, aquejada de una avanzada insuficiencia renal y una grave luxación en la cadera. Se había despeñado por un barranco. Tenía nueve meses y pesaba seis kilos. Ayer, después de dos semanas de cuidados en la clínica y de dos meses atendida en el Centro de Recuperación de Sobrescobio, la osezna fue liberada a punto de cumplir un año, con un peso de 29 kilos y «en perfectas condiciones», según aseguró ayer Fina Álvarez, directora general de Recursos Naturales.

El animal fue sometido en los últimos días a pruebas exhaustivas para comprobar su buen estado de salud. El jueves fueron a verla un equipo de veterinarios de Oviedo que confirmaron que se encontraba bien. Y ayer, veterinarios de la Universidad de León le practicaron una radiografía para verificar que la cadera dañada, que finalmente no necesitó operación, como se había establecido en un principio, no le daba mayores problemas. Una vez chequeada entera y constatado su buen estado, los técnicos de la Consejería procedieron a colocarle los sistemas de localización que le aplicaron en el pelo y que le vigilarán durante los próximos meses, seguramente hasta el mes de junio, cuando los osos suelen mudar el pelo.

«Su movilidad era perfecta y su comportamiento también. Los especialistas coincidieron en que el animal no presentaba ninguna anomalía y eran partidarios de su reintroducción en el medio natural», agregó Fina Álvarez.

El Principado optó finalmente por liberarla en el Occidente, pese a que varias voces abordaron tiempo atrás la posibilidad de reintroducirla en lugares con menos población osera, como la zona oriental de la cordillera Cantábrica o incluso en la parte occidental de los Pirineos. Estas dos opciones se barajaron, pero siempre se tuvo claro la idoneidad de hacerlo en Cangas del Narcea: «Muniellos es una zona donde puede estar vigilada, con comida suficiente. donde hay zonas para que pueda hibernar. Además no hay una gran presencia humana», aseguró Fina Álvarez.

De hecho, durante su tiempo en el centro de recuperación de Redes, «Molinera» tuvo el mínimo contacto posible con los humanos. El objetivo de los cuidadores fue, en todo momento, el de minimizar riesgos para evitar que la osa adquiriera unos vicios imposibles luego de remediar. Los especialistas tuvieron varias reuniones para controlar que todo fuera según lo previsto.

A pesar de su buen estado de salud, los especialistas que la han tratado durante todo este tiempo advierten de que «no deja de ser una cría» y que lo tendrá «difícil» para habituarse al medio natural. «El animal tiene carencias, le falta experiencia en el medio natural y tendrá que luchar para poder sobrevivir», asegura uno de ellos, que recuerda que «lo normal» es que «el 40 por ciento» de los oseznos no llega a ser adultos.