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Empresario cabal

Empresario cabal

La economía asturiana -y lo amplío a la española- acaba de sufrir un golpe muy importante. Porque es bien sabido que la base de cualquier estructura económica de libre mercado, como es la española, tiene un motor esencial en ella: el empresarial. Como señaló para siempre el gran economista Von Thünen, "en las noches de insomnio del empresario, que no son improductivas, concibe planes y encuentra ideas para evitar su desgracia y como la necesidad es la madre de los inventos, así también el empresario se convierte en inventor y descubridor dentro de su esfera".

Y eso es lo que le sucedió a José Cosmen. De una pequeña concesionaria de transporte de viajeros y correspondencia, ampliada con una empresa familiar de Luarca, obtuvo la base para construir una multinacional, cuyos autobuses recorren no sólo Europa, sino países de Asia, África y América. Todo esto sin abandonar su preocupación por su región natal, por su Leitariegos, por su Cangas del Narcea, por su Salas, donde tenía su última residencia.

Yo he pensado mil veces que a Cosmen le ocurría lo que Stigler dice que le acontecía a John Stuart Mill: "Tratar de alcanzar las posiciones más probables en cuestiones complejas por medio de procesos congruentes y explícitamente racionales". Además, cuando recientemente, en la Facultad de Economía de Oviedo se presentaba un ensayo sobre Alsa, la intervención de sus hijos demostró que José Cosmen había creado escuela y sucesión.

Señala Laín Entralgo que "cuatro son los componentes esenciales de un país: su tierra, su cielo, sus ciudades y sus hombres". Perder algo de esto es un dolor que trasciende, pues, a lo nacional. Eso es lo que acontece con la muerte de un hombre tan valioso y tan cabal como fue siempre Cosmen Adelaida.

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