El empresario asturiano José Francisco Cosmen Adelaida, presidente de honor de Alsa, artífice de la proyección nacional y multinacional del que convirtió en el mayor grupo español de transporte de viajeros por carretera y en el único de implantación multicontinental (ahora integrado en el grupo británico National Express, del que pasó a ser mayor accionista), y forjador de uno de los mayores patrimonios familiares de Asturias, falleció ayer en el Centro Médico de Asturias, en Oviedo, a los 85 años, a consecuencia de una dolencia que padecía desde hace algún tiempo. Su pérdida ha provocado una honda conmoción en amplios sectores de la sociedad asturiana. Mañana, martes, Cosmen será despedido con un funeral en la iglesia ovetense de Nuestra Señora del Carmen.

Cosmen Adelaida no fundó Alsa, tardó 37 años en incorporarse a la sociedad luarquesa de autobuses y autocares, y cuando entró como accionista Alsa ya era el más pujante grupo de transporte de viajeros en Asturias. Pero fue Cosmen quien -primero como socio minoritario y gerente, luego como accionista dominante y finalmente como único dueño- llevó a cabo la mayor expansión y proyección nacional e internacional que haya protagonizado nunca un grupo empresarial en la historia del transporte español de viajeros por carretera, y quien revolucionó el sector con el primer gran liderazgo en un negocio que había permanecido muy atomizado durante setenta años.

Cosmen fue también el primer operador español del transporte de viajeros que se implantó en varios continentes (Europa, norte de África, América del Sur y Asia) y el pionero en su sector en abrir mercado en China. También fue el que primero y con más énfasis aplicó los mecanismos del marketing para la creación de atributos de marca en un negocio que había hecho pocas incursiones en la diferenciación de la oferta. Y fue también el que incorporó al transporte de viajeros por carretera la estrategia de la innovación de producto y el que impulsó desde los autocares con literas para los primeros viajes internacionales de los años sesenta hasta la invención de las modalidades "Supra" (segunda mitad de los años ochenta), "Pequebús" (2011) y "Premium" (2012), con los que segmentó y estratificó el mercado, creó distintas categorías de servicio y de precio para distintos niveles de público, y abrió nuevos espacios de competencia y de diferenciación.

Fue también el primer empresario español de autocares y autobuses que incorporó su negocio a una multinacional del transporte (la británica National Express, en 2005), no como desinversión, sino como integración, con el propósito de ser socio de referencia y mayor accionista del grupo dominante.

El imperio familiar erigido en torno a Alsa desbordó y trascendió el estricto ámbito del transporte y, a partir de los abultados beneficios generados por el negocio de los autocares, Cosmen Adelaida emprendió desde los años ochenta una estrategia de diversificación, con inversiones en múltiples negocios y sectores que hoy constituyen una compleja y profusa red de intereses en la producción agrícola e industria agroalimentaria, industria de material eléctrico, franquicias, automoción, inversión inmobiliaria, hotelería, restauración, climatización, comercio de exportación e importación, "parkings", sociedades de capital-riesgo, inversiones bursátiles, sociedades patrimoniales y otros ámbitos de actividad, de algunos de los cuales -realizó incursiones en medios de comunicación, edición, agencias de viajes y otros- acabó replegándose.

La estrategia diversificadora fue sectorial y territorial y, a partir de 2005, con las importantes plusvalías generadas por la integración de Alsa en National Express (NX), esta opción inversora se fortaleció e impulsó de forma significativa.

Un directivo de una de las sociedades de cartera de la familia dijo a "The Telegraph" en 2009 que "los Cosmen tienen empresas propias en unos 25 países".

Su relevancia empresarial, el prestigio que fue capitalizando Alsa a medida que se expansionaba por España y sus dotes personales -con una acusadísima capacidad para el trato directo, la negociación y el entendimiento en muy distintos espacios y ámbitos sociales e institucionales, y una esmerada concepción de las relaciones públicas- convirtieron a José Cosmen, ya desde los años ochenta, en uno de los empresarios asturianos con mayor proyección nacional y más reconocidos por la opinión pública española. Fue también consejero de entidades financieras (vocal del consejo del Banco Herrero en dos etapas: con la familia Herrero y con el Banco Sabadell) y empresas (Hidroeléctrica del Cantábrico, Agua de Mondariz, Elosúa, de la que también fue accionista, y otras).

Toda esta relevante gestación corporativa, empresarial y capitalista fue posible por una alquimia de factores familiares y personales, junto a una suma de circunstancias de tiempo y lugar, criterios de gestión y concurso del talento e intuición, sin los que no hubiese sido factible la consumación de un grupo inversor familiar multisectorial e internacionalizado de tanta magnitud en algo más de cuatro décadas.

Nada de todo ello puede desvincularse del factor humano. En una región que siempre -y aún hoy- se consideró a sí misma "aislada" e "incomunicada" (conceptos que todavía en 2013 forman parte del discurso recurrente de la comunidad), José Cosmen fue capaz de desmentirlo convirtiéndose desde Asturias (un territorio supuestamente inaccesible) en el mayor transportista de España y en el operador español de mayor ambición internacional.

José Cosmen (Cangas del Narcea, 10 de octubre de 1928) sabía por tradición familiar que no hay territorios condenados ni confinados por muy altas que sean las montañas, por muy dilatadas que sean las distancias y por muy adversos que sean los caminos.

Todos sus ancestros -desde el siglo XVII, según constancia documental, y desde al menos el siglo XV según otras evidencias y testimonios-, habían practicado la arriería y el transporte con recuas por la accidentada orografía del suroccidente asturiano y habían transitado durante al menos doce generaciones, a través del puerto de Leitariegos -en cuyo alto se conserva la Casa Basilio el del Puerto, de la que emana la dinastía-, entre las entonces Cangas de Tineo, en Asturias, y las tierras leonesas y mesetarias de Laciana, El Bierzo, y Ponferrada trajinando con vino, trigo, piensos, textiles y cualesquiera otras materias básicas para la subsistencia y el comercio.

De ahí procede la estirpe que durante el siglo XX lideró José Cosmen Adelaida, que en vida cosechó numerosos reconocimientos y homenajes. Fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Oviedo en 2012, recibió la Medalla de Plata de Asturias en 1994 y dos años después fue proclamado Hijo Adoptivo de Oviedo, ciudad que también le dedicó una calle, la calle Pepe Cosmen, donde está ubicada la estación de autobuses de la ciudad. También obtuvo la Medalla al Mérito al Transporte Terrestre del Ministerio de Fomento en 1997 y la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil el 24 de septiembre de 2004.

Casado con María Victoria Menéndez-Castañedo Campo, José Cosmen Adelaida tuvo ocho hijos (José, Andrés, María, Fernando, Jorge, Jacobo, Felipe y Covadonga), herederos del emporio económico forjado por el patriarca de una de las principales familias capitalistas de Asturias La revista estadounidense de negocios "Forbes" les atribuyó en octubre pasado una fortuna en 400 millones de euros (una estimación que siempre hay que tomar como meramente indiciativa y que generalmente se limita a valorar las participaciones en sociedades cotizadas) y le otorgó el puesto 92º. en el "ranking" de las principales fortunas españolas.