Las obras de ampliación del canal de Panamá, uno de los proyectos de infraestructuras más emblemáticas del mundo, está en entredicho por la negativa de las constructoras, entre ellas la española Sacyr, a hacerse cargo de un multimillonario sobrecoste que las empresas achacan a problemas geológicos sobrevenidos. El desencuentro ha generado una enorme polémica internacional, tanto política como mediática, y hasta motivó un viaje a Panamá de la ministra de Fomento, Ana Pastor, para mediar entre las autoridades del país y los máximos responsables de las compañías.

Las cifras que motivan la crisis del paso interoceánico son espectaculares, pero no mayores de las que mueve la variante ferroviaria de Pajares, lo que da buena idea de la complejidad y coste del nuevo acceso ferroviario a la región, en el que también se han presentado inconvenientes que no habían sido detectados con precisión en los estudios previos. El precio de las obras de ampliación del canal, incluyendo las partidas adicionales que reclaman las constructoras, se estima en unos 3.525 millones de euros, prácticamente lo mismo que la Variante, según los Presupuestos del Estado para 2014. Pero, sin cerrar todavía, el sobrecoste en Pajares es mayor que el que ha puesto en entredicho la ampliación del canal, inaugurado en 1914 y entregado por EE UU a Panamá en 1999.

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