La región ha sufrido temporales más fuertes que los registrados este invierno, pero nunca habían sido tan reiterados. Al menos es lo que se desprende de un estudio realizado por Meteorología que parte del año 1957. Este invierno hubo seis alertas rojas por olas y otras dos por viento, una cifra que nunca se había dado. "Es pronto para extraer una conclusión, si tendremos que acostumbrarnos a este tipo de inviernos", indicó ayer Manuel Mora, director territorial de la Agencia de Meteorología (Aemet) en Asturias, quien hizo un resumen de la estación que concluyó ayer por la tarde y avanzó las tendencias de la primavera y la Semana Santa, que será inestable, posiblemente con lluvias y temperaturas más bajas que las registradas en los últimos días.

El pasado invierno fue cálido y húmedo. Diciembre estuvo en los parámetros habituales, pero enero fue muy cálido, con 1,3 grados por encima de lo normal. Además, ese mes llovió un 50 por ciento por encima de lo habitual. Febrero fue cálido, con 0,8 grados por encima de lo normal y una precipitación un 12 por ciento superior a lo habitual.

Según Manuel Mora, ha sido el paso de las borrascas lo que favoreció un incremento de las temperaturas, al proceder del oeste y del suroeste. Por este motivo, la zona con más precipitaciones ha sido el suroccidente asturiano. San Antolín de Ibias, Allande o Grandas de Salime recibieron precipitaciones superiores en un cincuenta por ciento a las normales. San Antolín de Ibias, por ejemplo, acumuló este invierno 732 milímetros de lluvia, un 65 por ciento más de lo normal, 442 milímetros. En la costa, el invierno fue húmero, al llover ligeramente por encima de la media, y fue más seco en el interior.

La temperatura máxima hasta finales de febrero se registró en Colunga, 24,6 grados, el 14 de ese mes. En marzo, se alcanzaron los 26 en Oviedo, una cifra de récord. Para dar idea de lo cálido de este invierno, Mora puso como ejemplo a Oviedo, que no sufrió heladas. La máxima precipitación, el 24 de enero, fue en Degaña, 70 litros por metro cuadrado. La racha máxima de viento se registró en Carreña de Cabrales, el 4 de febrero, 179 kilómetros por hora.

Las altas temperaturas de los últimos días desaparecen a partir de hoy viernes con la llegada un frente que hará caer las temperaturas "entre diez y once grados", según manifestó Manuel Mora. La cota de nieve descenderá entre el sábado y el domingo a los 400 metros. No obstante, añadió el responsable de Aemet en Asturias, no habrá precipitaciones fuertes y no se espera que se acumule mucha nieve. El lunes llega un segundo frente y el martes habrá viento del noroeste.

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"En siete u ocho días no se aprecia una mejoría espectacular, y aunque cesen los frentes, las temperaturas seguirán bajas y no volverán a subir como en los últimos días", añadió Mora. También vaticinó tiempo inestable para Semana Santa, en la que suele llover. Todo dentro de lo normal, aunque "también este invierno iba a ser normal y al final fue cálido y húmedo", dijo.