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Kurt Cobain, el último atormentado del rock

Héroe del grunge con "Nirvana" y referencia de la "Generación X", su figura sigue latente 20 años después de aparecer muerto en su casa

Kurt Cobain, el último atormentado del rock

La próxima semana se cumplen 20 años de la muerte de Kurt Cobain y con tal motivo se está revisando su figura y la de "Nirvana" desde diversos ángulos. Uno de ellos, el de los libros que se publican sobre su tormentosa vida y su obra. Carrie Borzillo ha profundizado en la corta pero muy sólida y condensada carrera del que fuera líder de "Nirvana". No sólo. También fue el abanderado del grunge, movimiento que dio un vuelco absoluto a la escena rock en los años noventa. La autora, tal como adelanta la editorial, Libros Cúpula, ha realizado 55 entrevistas que buscan la realidad del cantante y de "Nirvana".

Se hace para este libro una presentación muy llamativa en su promoción; tan llamativa que resume muy bien en pocas líneas la figura de Cobain y la importancia del grupo. Con algún párrafo eliminado dice textualmente así: "La muerte de Kurt Cobain fue uno de esos hechos que marcan el fin de una generación... El impacto de su suicidio, el 8 de abril de 1994, fue enorme. El 1 de marzo "Nirvana" había dado en Múnich el que sería su último concierto y un poco antes (8 y 9 de febrero) había actuado en Madrid y Barcelona. Kurt ya estaba entonces agotado mental y físicamente; no faltaba mucho para que se quitara la vida tras dejar una nota a su mujer, Courtney Love, y a su hija de año y medio, Frances Bean, que terminaba con un verso de "Hey Hay, My My (Into the Black)", de Neil Young", dice la llamada del libro. Y a renglón seguido plasma un frase lapidaria: "Es mejor arder que apagarse lentamente".

Cobain tenía 27 años cuando se le encontró muerto, coincidió en edad con otros mitos que se despidieron de este mundo. Una de esas edades malditas, los 27 años, que ya forman parte de la leyenda del rock con los nombres a lo que se suele recurrir cada vez que salen a la palestra y que, por resumir, empiezan en Brian Jones y terminan en Amy Winehouse.

"Nirvana" empezó por publicar "Bleach". Y desde entonces Cobain tuvo los síntomas, quizá mejor, sufrió el vértigo de convertirse en héroe de una generación, precisamente llamada "Generación X", nombrada así en parte por su invisibilidad. Cobain era una de esas estrellas no nacidas para tal función. Uno de esos líderes que no querían tanta fama ni tener tanta influencia. A pesar de su forma de pensar, se vio en la cumbre del mundo y adorado por millones de fans en todo el planeta. Con los discos de estudio "Nirvana" dejó una huella imborrable, álbumes que son iconos de la industria como el señalado "Bleach", "Nevermind" (el más celebrado) e "In Utero". Y canciones tan magnéticas en lo comercial y entre las minorías como "Smells like teen spirit" o "Come as you are", pieza de la que tiene una versión el mismísimo Caetano Veloso. "Smells like teen spirit" es una representación certera de todo los que fueron el mundo Cobain y "Nirvana", por su estética, por su sonido y por la interpretación con esa voz bella y suplicante que tan bien se ajustaba al potente sonido de las guitarras. Algo similar ocurrió con "Come as you are", que quedó también entre esos banderines de masas que alcanzó a tener "Nirvana".

Pero, en fin, a la par que esa nube musical que dejó dentro de aquel movimiento en el que también despuntó "Pearl Jam", banda que acompañó a Neil Young, su muerte y su vida han creado la fascinación, seguramente morbo puro, por los entresijos de su final. Todo, por cierto, muy ligado a las viejas liturgias del rock, empezando por la inquietud intelectual, siguiendo por las drogas y acabando por su muerte forzada por los excesos y las turbulencias mentales.

Cobain tenía la sensación de ser culpable de muchas cosas, tampoco tenía emociones que despertaran su ritmo vital. Y ese interés por su vida y muerte llegó incluso a que la Policía hiciera públicos asuntos que no se suelen sacar a la luz. O que, al igual que ahora, tras veinte años, ya se habían publicado exhaustivas biografías de su recorrido personal y artístico en su vida a los pocos años de desaparecer de este mundo. Hay que sumar películas con más o menos ficción y documentales.

Pero al final, sin embargo, el que tiene el punto de genialidad innato perdura, como así ha sido con su obra musical desde que "Nirvana" se convirtiera en el grupo preboste de la escena. Con su compañero de origen en la banda, Krist Novoselic, ha marcado el paso con los álbumes citados sin olvidar el celebrado "Unplugged in New York" de la fabrica de la MTV, cuando la MTV era la cadena de televisión que mangoneaba la industria con sus videoclips. Disco polémico por el momento en que se publicó, a finales de 1994, pero momento de cumbre total ya que, al margen de mostrar un nuevo concepto del grupo, enseña alguna versión. También se criticó la utilización de la obra para asuntos más comerciales. El disco había sido grabado un año antes de la muerte de Cobain en los estudios de la compañía discográfica.

Pero para Kurt Cobain todo había sucedido a velocidad ultrasónica. Antes de la última "solución" ya hizo un amago de provocar su muerte en Roma ingiriendo varias pastillas. También había buscado ayuda en un centro de recuperación y desintoxicación que de nada sirvió puesto que se esfumó de él en un abrir y cerrar de ojos. Se iban apagando su mente y su físico y, con él, se iba apagando la buena obra realizada, el cambio de rumbo en el rock hecho en poco años junto a Novoselic y David Ghrol, sus habituales compañeros de viaje. Este último por cierto formaría posteriormente "Foo Fighters", que le daría una alta producción lustros después. En realidad, con Cobain se fue todo y el grunge pasó a mejor vida. Aunque es muy cierto que dejó una huella seguida, de otro modo y con otras estructuras sonoras, por generaciones posteriores que trataron de reinventar de nuevo el rock. No fue lo mismo. Pero es que desde entonces todo se transformó radicalmente con la llegada de los cambios en la industria, cuando de guitarra ya puede hacer hasta un ordenador. Si acaso, quedan vivas esas voces irrepetibles, esas creaciones inconformistas que, ciertamente, son las que le dan la parte artística a estas músicas populares. Pero la liturgia antigua se esfuma; de momento, sin otra que la sustituya.

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