La posición salarial singular en la que viven los diputados del Parlamento Europeo, una cámara peculiar donde representantes políticos de 28 nacionalidades y ciudadanos de países con rentas muy diversas conviven lejos de su nación de origen, se prolonga en ocasiones después de su cese. Los europarlamentarios que se jubilan, y aquí la edad del retiro son 63 años, lo hacen con derecho al cobro de una pensión específica, igual para todos y compatible con la prestación a la que tengan derecho en su país como consecuencia de su actividad profesional.

Puede sucederle ya al socialista asturiano Antonio Masip, que cuando expire oficialmente esta legislatura dejará la eurocámara a los 68 años después de pasar diez en el parlamento y con opción a percibir una prestación específica de cerca de 1.300 euros mensuales y, si así lo decide, también la que le correspondería por sus más de 40 años cotizados en España. El estatuto del eurodiputado recoge una pensión con una cantidad fija por parlamentario y legislatura, con un máximo de dos.

Al hablar de sus peculiaridades salariales, de sus sueldos, sus dietas y sus "gastos generales", de los supuestos privilegios que tienen asignados durante y después de su actividad parlamentaria, los eurodiputados asturianos invitan a valorar que el Parlamento Europeo paga "sueldos europeos", iguales para un ciudadano de un país del del Sur que para un alemán o un nórdico.

En su defensa pueden declarar, según el alegato del eurodiputado del PP Salvador Garriga, que "lo que para un español está muy por encima de la media de lo que cobra en su país un funcionario de su mismo nivel profesional -nosotros tenemos la consideración de personal temporal al servicio de las instituciones europeas- para un alemán es bastante inferior. También un funcionario permanente de la UE tiene un sueldo dos veces y pico superior al que recibiría un empleado público de la misma categoría en España", concluye. "Es un sueldo alto, desde luego", afirma Garriga, pero las cifras tienen su contexto y también hay que considerar, tercia Masip, que "no es lo mismo vivir en Bruselas que en Madrid". Su colega socialista María Muñiz añade que la cuantía "no la ponemos nosotros", que "es el resultado de una negociación del Consejo Europeo" y corresponde a un criterio "complejo", a "un porcentaje del salario de un juez del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas -en concreto, un 38,5 por ciento-".

Los sueldos de los eurodiputados, doce pagas de 8.020,53 euros brutos al mes, bajan a 6.250 tras la tributación que les aplica la UE y a una cantidad aun inferior para los que además pagan impuestos en España, como afirman que hacen los asturianos aunque "una laguna legal" de la normativa española no les obliga y por mucho que el estatuto del eurodiputado recoja expresamente que "los estados miembros también podrán someter dicha asignación a impuestos nacionales". Al salario puro hay que añadir dietas de 304 euros por día de actividad parlamentaria y 4.300 más libres de tributos en concepto de "gastos generales" -alquiler de oficinas, equipos informáticos, teléfonos...-, cuyo destino debe ser debidamente justificado.

Respecto a las dietas precisa Masip que apenas cubren gastos por los precios "sobre todo en Estrasburgo, donde por una práctica probablemente concertada por la hostelería local apenas llegan para el hotel y las comidas. En Bruselas, hay un poco más de margen, pero es casi irrelevante". Además, enlaza el eurodiputado asturiano, hay semanas "llamadas de jurisdicción", que conforme a un calendario oficial el parlamentario pasa en su país y que no están sujetas al pago de dietas.