María Luisa Fenández, viuda de Teodoro López-Cuesta, convirtió ayer el adiós a su marido y compañero de toda una vida en un homenaje a su figura repleto de entereza y elegancia. "Nunca discutía, le gustaba estar con un libro en la mano", relataba ayer, ante familiares y amigos que ofrecían sus condolencias.

Al tratar de despertarlo ayer, poco antes de las diez de la mañana, María Luisa (que cada año ejercía de anfitriona con su esposo en los cursos de La Granda), notó que no le respondía como siempre. El día anterior había estado en el oftalmólogo por una especie de conjuntivitis que le molestaba bastante. Por la noche, cenó y vio medio partido inaugural del mundial de Brasil porque el fútbol era una de sus pasiones, como subrayaba ayer su único hijo, Teodoro, notario en Barcelona, que llegó a mediodía a Asturias con su esposa Meritxell y con Paula, su hija mayor. Alexandra y Daniela, las pequeñas, estaban en el colegio cuando la familia supo la noticia. "Era del Real Oviedo, estuvo en la directiva en los años sesenta, también era del Real Madrid", comentó. Al vástago de López-Cuesta le costaba encontrar una definición para glosar la figura de su padre. "Es difícil hablar de un hombre como él, tenía una gran pasión por la Universidad. Nunca te haces a la idea de una cosa así; pero, al menos, se quedó durmiendo, no en un hospital rodeado de mil tubos", aseguraba.

La familia estuvo arropada por el presidente del Principado, Javier Fernández, que acudió con el consejero de Presidencia, Guillermo Martínez. "Fue una persona muy singular y relevante por sus méritos académicos, muy entrañable", aseguró el líder del Ejecutivo, que destacó el trato personal que mantuvo con López-Cuesta. La consejera de Educación, Ana González, también se acercó a dar el pésame y aseguró que el legado del profesor "no caerá nunca en el olvido".

La generosidad fue otro de los rasgos destacados por quienes conocieron al exrector, entre ellos Jaime Álvarez-Buylla, presidente de la Sociedad Filarmónica, que destacó su labor en pro de los demás. "Ayudaba a mucha gente y nadie se enteraba", recalcó. José Antonio Martínez, catedrático emérito de Geología, y su esposa Angelines Montoto, mostraron su pesar por la pérdida de un gran amigo. Juan Vázquez, exrector de la Universidad, acudió a dar el pésame con su mujer, María José Zamora. El ex rector Juan Sebastián López-Arranz se mostró muy afectado. "Fue mi rector, mi compañero, mi amigo. Se va una persona absolutamente entrañable", dijo. "Teo dejó su vida en la Universidad. Era un abanderado y un apasionado de su tierra asturiana y de su Universidad y nos sirvió de ejemplo a los rectores que le seguimos", añadió.

Leopoldo Tolivar confesó su enorme afecto personal por López-Cuesta. "Su padre y mi abuelo compartieron celda, me produce un dolor muy fuerte", aseguró el jurista. A López-Cuesta "le tocó hacer la Transición de la Universidad, una época complicada. No se opuso a la creación de centros, como la Universidad de León". Y añadió que "muchos investigadores han dicho que era bueno buscando financiación. El tiempo le pondrá en su lugar".

El exalcalde Antonio Masip recordó que el fallecido, muy amigo de sus padres, "una persona muy cordial, afectiva". Respecto a su estancia al frente de la Universidad, indicó que "fue un buen rector, su gestión fue polémica, pero positiva". Y añadió: "Fue un niño afectado por la convulsión de un padre condenado a muerte. Sufrió mucho con la represión de su padre".