"A la tercera va la vencida. Somos un pueblo ejemplar. ¿Será verdad?", se preguntaba ayer Amparo Díaz, presidenta del movimiento asociativo y vecinal de Boal. Pocos minutos después de recibir, pasada la una del mediodía, la llamada del presidente del jurado del premio de la Fundación Príncipe, el empresario lácteo Francisco Rodríguez, confirmándole la buena nueva, aún no daba crédito a su fortuna.

La capacidad de la comunidad vecinal boalesa para organizarse y dinamizar la vida del concejo y propiciar su desarrollo económico, social y cultural fueron las principales bazas que conquistaron al jurado de la Fundación. Y es que en Boal hay una asociación por cada 95 vecinos. Este será, sin duda, un "Pueblo ejemplar", muy especial. "La celebración es doble: el premio al Pueblo ejemplar celebra sus bodas de plata y, además, por primera vez será entregado por Felipe ya como Rey", subrayaba Amparo Díaz, cuyo móvil no paraba de sonar. Recibía felicitaciones desde todas las partes del mundo. Y siempre contestaba lo mismo: "Espero que el 25 de octubre, fecha en que nos entregan el galardón, estéis en Boal para dármelas en persona". La presidenta del movimiento asociativo lo tiene claro: "Aprovecharemos la proyección que otorga el galardón para darle a Boal el impulso que imperiosamente necesita". Entre sus proyectos se encuentran el desarrollo de áreas forestales y de polígonos industriales o la residencia de ancianos.

El jurado quiso hacer constar, en el acta del premio, el trascendental impulso desarrollado por la emigración en la realidad de Asturias desde comienzos del siglo XX. Y es que la emigración tiene mucho que ver en la historia boalesa. "No hay familia en Boal que no tuviera un emigrante", destaca la vicepresidenta de la asociación Fórum Boal 3000, Gloria López. Entre las hazañas de esta asociación está la de recuperar costumbres como el tradicional mercado de los domingos, perdido en los años sesenta. Gloria López, profesora universitaria retirada, mejicana de nacimiento pero de padre emigrante boalés, tuvo un recuerdo para el 103 aniversario de la Sociedad de Naturales de Boal en La Habana, "porque entre los años 20 y 60 del pasado siglo con su esfuerzo propiciaron, entre otras muchas cosas, la construcción de 21 escuelas, lavaderos para mujeres o accesos por carreteras". López fue la cara menos visible de la candidatura de Boal a "Pueblo ejemplar". Se encargó de la gestión administrativa, que incluía un dossier con la historia de las distintas asociaciones vecinales.

Pero todos arrimaron el hombro. Y todos, ayer, tenían motivos de celebración. Cuando Silvia Fernández, presidenta de la asociación cultural Penedo Aballón escuchó las campanas de la iglesia se asomó a la ventana y pronto los vecinos le comunicaron la buena nueva: eran ejemplares. "Sentí ilusión y ganas de seguir involucrándome", declaraba.

Ayer por la tarde los vecinos de Boal volvieron a hacer gala de su elevada capacidad para organizarse y montaron una improvisada fiesta en el Parque de los Emigrantes, con el monte de Penácaros como telón de fondo. El gaitero Juan Pérez y los acordeonistas Alejandro Martínez y Emilio Pérez pusieron el punto musical. Hubo rapas -hechas de harina de maíz, cebolla y tocino- y veneras, postre de almendra molida, azúcar y huevo.