A una vecina de Laviana, cuya identidad se corresponde con las iniciales C. S. R., le concedieron en 2007 un préstamo, que iba a devolver cómodamente añadiendo una pequeña cantidad a la hipoteca que ya estaba pagando. Sin embargo, según asegura, el notario no le informó de que, en realidad, el préstamo que había suscrito tenía un plazo de devolución de cuatro meses. La mujer cogió el dinero (el préstamo era por 28.900 euros, pero en realidad solamente pudo disponer de 15.000) y continuó pagando la hipoteca, esperando a que le comenzasen a cargar la devolución del préstamo.

La siguiente noticia de los prestamistas la tuvo tres años y medio después, cuando iniciaron un proceso exigiendo la devolución de todo el préstamo, 28.900 euros, más los intereses, que hacen un total de 37.165,40. En caso de no pagar el dinero, podrían quitarle la casa. Tanto la mujer como su abogada están convencidas de que, en realidad, fue objeto de una estafa en toda regla, cuidadosamente preparada, con el objetivo de quitarle la vivienda. Pero el problema es que los tribunales consideran que los supuestos delitos cometidos han prescrito. Ahora, su única esperanza es encontrar a más personas que hayan sufrido una experiencia similar, con el fin de acusar a los prestamistas de un delito continuado de estafa, que no prescribe hasta los diez años.

Cuando decidió suscribir el préstamo, la mujer estaba en una situación realmente apurada. "Me vi con la nevera completamente vacía y con una chiquilla a la que alimentar. Busqué en el periódico un anuncio en el que se prometían créditos rápidos y llamé", señala la mujer.

Al otro lado del teléfono, eso sí, tras muchas vueltas, se le puso un hombre, vecino de Siero. Tras varias conversaciones, les dijo a ella y a su entonces marido que tenían que desplazarse a Bilbao para suscribir el crédito, que iba a conceder una prestamista de Guecho. Hicieron el viaje el 29 de mayo de 2007. "Fue como una especie de secuestro. No pudimos ni siquiera ir a dar una vuelta por la ciudad. Nos llevó en su Audi hasta el portal de la notaría, donde dijo que nos estaban esperando, y él ni siquiera subió. El notario no nos habló de que tuviésemos un plazo de cuatro meses para devolver el dinero. Nosotros creíamos que nos iban a hacer una hipoteca puente. De hecho, con el que hablamos en Asturias nos dijo que estaba tramitándolo con una sucursal de La Felguera. Pero no nos pidieron ni la declaración de la renta", relata la vecina de Laviana.

En otro lugar de Bilbao les entregaron el dinero. Pero ahí llegó la primera sorpresa. En vez de los 28.900 euros del préstamo, les entregaron 15.000. Cuando el contacto de Siero les trasladaba de nuevo a Asturias, les dijo que tenían que darle 5.000 euros, como pago de honorarios. "Mi marido le entregó 4.000. Eso sí, la comida la pagó él", señala la mujer. Esta lavianesa explica por qué cogieron 15.000 euros cuando el préstamo era de 28.900. "Estábamos muy necesitados en ese momento, muy apurados. Mi marido decía: 'Nos cobran muchos intereses'. Cogimos el dinero que nos daban y no lo pensamos más", añade la mujer.

Reclamación del préstamo

Siguieron hablando con el prestamista de Siero, que siempre les decía que estaba tramitando la hipoteca puente, hasta que dejaron de tener contacto. La mujer siguió pagando la hipoteca y esperando a que en algún momento le empezasen a cargar el crédito. "Yo nunca me negué a devolver los 15.000 euros que me prestaron", asegura. El 15 de noviembre de 2010 le llegó un burofax de una firma de abogados bilbaína, en representación de la prestamista de Guecho, reclamándole el importe del préstamo más intereses. "Amenazaron con una ejecución de títulos no judiciales", dice la letrada de la lavianesa.

La mujer se puso en contacto con un abogado y presentó una denuncia en Pola de Laviana, que se terminó archivando, al haber prescrito el supuesto delito. Más tarde contactó con su actual abogada, que interpuso una querella criminal ante un Juzgado de Oviedo, que se derivó a Pola de Siero. El prestamista asturiano fue llamado a declarar, pero el juez también archivó el asunto, por las mismas razones que en Laviana. Un recurso ante la Audiencia tampoco salió bien. El tribunal estimó que el objeto de la querella era cosa juzgada.

"Si apareciesen nuevas pruebas, podría volver a reabrirse en caso y formularse una acusación por un delito de estafa continuada. No me cabe ninguna duda de que estamos ante un flagrante caso de estafa. Y estoy segura de que tiene que haber más casos como el de mi clienta", señala la abogada. Ahora sólo espera contactar con otras personas que se hayan visto en esta situación.