Bárbara García Martínez, la madre de las pequeñas asesinadas, continúa encerrada en su casa de El Moral, sedada en su habitación, incapaz de digerir por el momento la monstruosidad cometida por su excompañero. Sin embargo, en la madrugada de ayer encontró fuerzas para escribir unas frases en su página de Facebook. Sus palabras traslucen todo el dolor que la embarga y la conciencia de que será muy difícil superar este trauma. "Quiero daros las gracias a todos los que de una forma u otra estáis dándome todo vuestro apoyo en un momento tan difícil y que por mucho tiempo seguirá siendo difícil", indica. Y añade una frase lapidaria: "La muerte de un hijo es muy dura, pero más aún si te las asesinan y el asesino es su propio padre". El mensaje de esta mujer de 40 años finaliza tratando de resumir su estado de ánimo: "Me siento triste".

El pasado jueves, cuando se produjo el brutal crimen, la mujer fue trasladada hasta el puesto principal de Piedras Blancas, donde hacia las once se le comunicó la terrible noticia, con el apoyo de psicólogos. Ella ya intuía algo. Lo hacía desde que el pasado verano su excompañero volvió al concejo de Soto del Barco, un año después de haberse separado y regresado a su tierra natal, donde vivió en casa de su padre, en Basauri. Acababa de enterarse de que la mujer había iniciado una nueva relación. Según dicen personas cercanas a Bárbara, la mujer pensó entonces que la "rata", como se refería a José Ignacio Bilbao, había regresado para "armársela".

El hombre no aceptaba la ruptura y se quejaba de que veía poco a sus hijas. Algo vio la familia materna de las pequeñas, quizá el creciente temor de sus hijas a su padre (un funcionario aseguró el jueves que le había reprendido por tratarlas mal), quizá el miedo a que se las llevase, que empezaron a vigilarle cada vez que Bilbao se quedaba con ellas, los martes y jueves, de cuatro a seis, según establecía el régimen de visitas fijado por el juez. Desde que supo que sus hijas habían sido asesinadas, la mujer ha permanecido en su casa encerrada, preguntándose cómo va a seguir con sus vida sin ellas. Personas cercanas a ella aseguran que, aunque temía que agrediese a las pequeñas, nunca pensó que pudiese llegar a matarlas. "¿Cómo iba a imaginar que pudiese hacer algo así?", se pregunta la mujer.