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"El parricida tenía una personalidad explosiva", aseveran los expertos

Psiquiatras y psicólogos vaticinan un largo duelo a la madre de las niñas, marcada para siempre por "el dolor más extremo que puede padecerse"

"El parricida tenía una personalidad explosiva", aseveran los expertos LNE

José Ignacio Bilbao, el parricida de Soto del Barco, que mató a dos de sus hijas con una barra de hierro y luego se suicidó, tenía una personalidad explosiva dada a la violencia, era impulsivo y tal vez padecía algún trastorno de la personalidad, según valoran los psiquiatras y psicólogos consultados. Los especialistas auguran un largo proceso de duelo para Bárbara García, la madre de las pequeñas, víctima del "dolor más extremo que pueda padecer una persona", con el agravante de que ha sido causado por el padre de sus hijas, a juicio de los especialistas.

Incluso a ellos, acostumbrados a ver cientos de casos, les sobrecoge lo ocurrido en San Juan de la Arena. "Hay gente que ante el litigio de la custodia decide que ni para ti ni para mí y mata a sus hijos", señala Serafín Lemos, catedrático de Psicopatología de la Universidad de Oviedo, prejubilado, quien atribuye al homicida una personalidad "explosiva y violenta". El exprofesor universitario no descarta que tuviese algún trastorno, "al menos, ha hecho gala de poca tolerancia ante cualquier problema y seguro que ha demostrado este tipo de conductas en el pasado, sin llegar al límite del asesinato". El suicidio posterior es otro comportamiento típico de alguien que se deja llevar por impulsos y agresividad. "Esas personas se ciegan y además prefieren quitarse de en medio ante lo que se les viene encima".

Manuel Bousoño, profesor de Psicología Médica y Psiquiatría en la Universidad de Oviedo, que juzga al ser humano como "el animal más agresivo de la Naturaleza", cifra en el deseo de venganza el móvil del crimen, ante la ofensa imperdonable que supuso para Bilbao la separación de su mujer y las visitas reguladas a las hijas. "Es un acto difícil de entender, porque conlleva una maldad inimaginable y la mayoría de las personas nunca llegarían a algo así". Tampoco cree que haya sido un suicidio ampliado, en el que el sujeto mata a los hijos para que no sufran por su ausencia. "Más bien es un deseo de hacer daño al otro", asevera el psiquiatra con amplia experiencia clínica.

Tanto Bousoño como el catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo Julio Bobes diferencian el caso de Soto del Barco del asesinato a manos de su padre de Ruth y José Bretón, en Córdoba. "José Bretón planificó todo y organizó una coartada para exculparse, responde a otro perfil mucho más frío", explican.

Bobes opina que el hecho de desfigurar la cara de las niñas pudo responder al deseo de no sentir sus miradas para no saberse acusado. Y no descarta el trastorno mental para determinar qué pudo llevar a Ignacio Bilbao a cometer el horrendo crimen. "Una de las características de estas personas es la impulsividad. La familia lo sabría bien por otras reacciones que habría tenido, con frecuencia descargaba agresividad contra cosas o personas", opina.

A la madre, le queda ahora volver a aprender a vivir, tras sufrir el dolor más extremo imaginable. "Es lógico que esté en estado de shock y confusa". Julio Bobes aconseja a la mujer, de 40 años, que acuda a los médicos y que se deje ayudar, aunque toda su vida estará ya condicionada por lo sucedido. Manuel Bousoño reconoce que el trauma es muy difícil de superar, "aunque el ser humano tiene recursos para seguir adelante". Lemos considera que cuanta más ayuda se le preste ahora mejor evolucionará.

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