Los técnicos visitarán hoy la zona del argayo que se produjo el sábado cerca de Soto de Dueñas (Parres) con el fin de analizar qué medidas deben tomarse para asegurar la ladera y restablecer la comunicación por la carretera nacional de Santander (N-634). Los operarios despejaron uno de los carriles de la carretera, con el fin de facilitar los trabajos que deban realizarse, y retiraron buena parte de la tierra, que llegó a ocupar todo el ancho de la calzada, así como la vía de Feve, cuyo tráfico entre Oviedo y Santander se normalizó ayer. Pero el riesgo de derrumbe aún persiste, motivo por el que la nacional sigue cortada al tráfico y continuará así al menos hasta mañana, martes.

El estado de la ladera es muy inestable. Ayer podía observarse cómo caían piedras y tierra de la pared, socavada por las fuertes precipitaciones de días atrás. El agua aún fluía de forma apreciable al oído y la vista, y en la ladera se observaban peligrosas grietas, signo inequívoco de un alto riesgo de derrumbe.

En realidad, el tramo entre Sevares (Piloña) y Arriondas (Parres) estaba salpicado ayer de auténticas cataratas de agua que caían sobre la carretera. En su mayoría estaban en zonas canalizadas, pero en algún punto el agua caía directamente sobre el asfalto. Según los vecinos, ésta es una zona habitual de argayos y desde hace años se vienen realizando obras para contenerlos.

En la tarde del sábado, sin embargo, las estructuras de metal que sujetaban la ladera en el kilómetro 347 de la N-634 cedieron ante el peso de los materiales desprendidos. A poca distancia del argayo del sábado, en sentido a Arobes, podía verse también una enorme piedra que cayó sobre la carretera unos días atrás.

"Pudo ser una tragedia", aseguraba ayer una vecina de Sevares (Piloña) que vive a dos pasos de Ángel Ruiz, el conductor que en la tarde del sábado se llevó el susto de su vida al colisionar contra el argayo y llegar a subir con el coche sobre él. Ayer, a la salida de misa en San Pedro de Sevares, donde dirige el coro parroquial, se mostraba todavía conmocionado por la experiencia. "Estoy dándole vueltas y aún no me explico cómo pude terminar allí", aseguró este hombre de 72 años, alicantino de nacimiento, que fue jefe de producción de la fábrica de Nestlé en la localidad piloñesa.

"Iba conduciendo, escuchando los partidos, no eran las siete de la tarde. Estaba muy oscuro, había estado lloviznando e iba con los limpiaparabrisas puestos, despacio. Vi algún coche parado antes de llegar. Emboco la curva y de repente me encuentro con un montón de cosas, sobre todo ramas. Cuando me enteré, ya estaba encima. Las ramas ayudaron a que subiese el terraplén y los bajos chocaron con las rocas de abajo", aseguró.

"Intenté salir con el coche, pero entonces alguien comenzó a gritarme que saliera de allí, que estaba cayendo todavía. Tuvo que ser un segundo antes. La verdad es que tuve mucha suerte", indicó este hombre, que en el momento del accidente se dirigía a Cangas de Onís para ver a sus nietos. Ayer, tras la misa, Ruiz no hacía más que recibir palabras de ánimo. El hombre reconoció que había dado gracias a Dios. "No es la primera vez que se siente uno salvado. No sé si he hecho algo para merecerlo", reconoció con humildad.

El argayo ha dejado un auténtico roto en las comunicaciones entre Infiesto y Arriondas. Se han habilitado desvíos a través de carreteras comarcales, realmente estrechas, por lo que se hace necesario incrementar las precauciones. En concreto, se desvía a los conductores por la carretera que une Prunales y Cuadroveña con Arobes y, por otro ramal, con Arriondas. También por la carretera de Llames de Parres (PR-3), que salva el argayo cruzando el río Piloña. La premura ha hecho que los carteles de desvío se hayan elaborado con papel, asegurado con cinta aislante.

Algunos usuarios de la empresa de transporte público que realiza la ruta entre Cangas de Onís y Oviedo se quejaron de que al menos uno de los autobuses de la mañana se desviase desde Lieres hasta Infiesto, lo que retrasó la llegada a la capital asturiana unos cincuenta minutos. La empresa Alsa ha diseñado un sistema combinado de lanzaderas y minibuses para garantizar la misma oferta con el oriente de Asturias. Este sistema funcionará hasta que haya garantías de las autoridades de que la ladera está asegurada para que no se produzcan nuevos desprendimientos. Los servicios se realizarán por la carretera de Cuadroveña y Prunales, entre Arriondas y Soto de Dueñas. Debido a su estrechez, ese tramo se realizará con minibuses, que en algunos casos necesitarán de transbordo. Este sistema incrementará el tiempo de viaje en quince minutos. El servicio se inicia hoy, a las seis y cuarto.