Uno de los más graves desprendimientos de tierra que el último temporal ha causado en España. Así califican los técnicos el desprendimiento de tierra que el sábado por la tarde sepultó la carretera nacional 634 y la vía del tren en Parres, entre Soto de Dueñas y Arobes.

La cantidad de material que se desplomó sobre podría ascender a 1.500 toneladas de roca. Debido a la gravedad, los técnicos que están buscando una solución para consolidar la ladera de Parres no se aventuran a fijar un plazo para reabrir la carretera nacional 634.

Durante el tiempo necesario para consolidar la ladera, los expertos procederán a sanear el talud, muy vertical e inestable. Así lo afirmó el responsable de la Demarcación de Carreteras, César Fernández-Nespral, que ayer visitó la zona afectada acompañado por varios especialistas y el delegado del gobierno, Gabino de Lorenzo; el Alcalde, Marcos Gutiérrez, y el concejal de Obras, Álvaro Palacios.

El primer paso, según dijo Fernández-Nespral, será lanzar agua a presión para arrancar el material suelto que, en caso de lluvia, pudiera provocar nuevos desprendimientos. La siguiente labor consistirá en "comprobar si existen grietas detrás del talud porque éstas podrían captar agua y generar un nuevo empuje". "Una vez se produce una rotura del material areniscoso, hay que estudiar los cuatro kilómetros para que no tengamos nuevos sustos", aseguró.

De Lorenzo destacó que "no es un argayo asturiano, que se soluciona con media docena de camiones, sino algo mucho más serio". Por su parte, el alcalde de Parres defendió no reestablecer la circulación "hasta que existan ciertas garantías", aunque esto implique una demora aún mayor.

Durante el tiempo que dure el corte de tráfico en la N-634, los vehículos tendrán que desviarse por Llames de Parres o por la carretera de Prunales a Cuadroveña. Este último recorrido ha sido elegido por Alsa para fletar minibuses desde Soto de Dueñas, pues la Guardia Civil vigila en los desvíos que los vehículos de más de 3.500 kilos no tomen estos accesos. Esta medida ha afectado negativamente a los residentes de la zona. Ni el furgón que les sirve gasoil, ni los camiones que suben a recoger la leche, ni los que llevan forraje pueden acceder ahora a pueblos como Llames de Parres, donde cinco ganaderos exigen una reunión con el Alcalde para manifestarle su malestar ante esta situación e intentar acordar una solución cuanto antes.