Asturias pierde a una de las grandes figuras del centro político durante la transición a la democracia y a un hombre "profundo y bueno", según quienes le trataron más de cerca. Alejandro Rebollo Álvarez-Amandi, expresidente regional del CDS y gran impulsor de la variante de Pajares como presidente de Renfe (1980-1982), falleció ayer en Madrid, a los 80 años de edad, víctima de una enfermedad que padecía desde hace algún tiempo. Sus restos mortales fueron trasladados al tanatorio de La Paz de Tres Cantos (Madrid), donde quedó instalada la capilla ardiente. Adolfo Suárez Illana, hijo mayor del expresidente Adolfo Suárez, con el que Rebollo mantuvo una estrecha relación personal y política, fue de las primeras personas en acercarse a dar el pésame a la familia.

La trayectoria de Alejandro Rebollo no es fácil de resumir. Fue activo dirigente de la UCD; fundador y presidente del CDS en Asturias, partido por el que fue diputado nacional durante dos legislaturas (1986-1993); padre de la variante de Pajares durante su etapa como presidente de Renfe a comienzos de la década de los ochenta; director general de Correos, y también de la Vivienda; abogado defensor de Julián Grimau, último reo ejecutado por el franquismo por presuntos delitos cometidos durante la Guerra Civil; íntimo colaborador de Adolfo Suárez; amigo personal tanto de Juan Carlos I como de Felipe VI y, ante todo, asturiano por los cuatro costados, pese a que le nacieron en Madrid y a que en la capital de España desarrolló la mayor parte de su carrera profesional y política.

"Quiero a Asturias con toda mi alma y daría la vida por ella", afirmó Alejandro Rebollo en una de sus últimas entrevistas. "Se sentía muy asturiano, siempre estaba preocupado por su tierra y por lograr cosas para ella", confirma Rafael Calvo Ortega, sucesor de Suárez en la presidencia del CDS, que se enteró ayer del fallecimiento de su antiguo compañero por una llamada telefónica de LA NUEVA ESPAÑA. "Me queda de él el mejor de los recuerdos", apuntó.

Hermano de José Luis Rebollo, fiscal antidroga de Asturias fallecido en 2012, Alejandro Rebollo se licenció en Derecho por la Universidad de Oviedo en 1956 y después ingresó en el Cuerpo de Intervención General del Ejército de Tierra. Abogado en Oviedo y en Madrid, "entró en la UCD, al igual que Calvo Ortega, a través del Partido Socialdemócrata de Francisco Fernández Ordóñez", recordaba ayer Adolfo Barthe Aza, otro de los históricos del centrismo asturiano, visiblemente afectado por la muerte de "un amigo entrañable". Barthe, que fue presidente regional de la UCD, destaca la talla humana de Rebollo, su faceta como "gran especialista" en Derecho Tributario y su "enorme valía como político". "Pudo ser discutido en su momento, pero siempre se le respetó mucho y aquí llegamos a contar hasta con nueve diputados regionales", rememora Barthe, que también subraya la "preocupación constante" de su compañero de partido por Asturias. Y no sólo por su "empeño" en construir la variante de Pajares cuando ocupó la presidencia de Renfe. "No ha trascendido hasta ahora, pero Alejandro no estaba nada satisfecho con los políticos ni con cómo iban las cosas en la región y se planteó volver a la política en Asturias, convencido de que podía cambiar las cosas. Eso fue por 2007, pero al final cambió de opinión y se quedó en Madrid ", apunta el exlíder de la UCD.

José Manuel Otero Novas, ministro de Educación con Adolfo Suárez, también mantuvo una estrecha relación personal y político con Rebollo. "Le conocí en Oviedo como inspector de Hacienda y su hermano Agustín fue compañero mío", apunta Otero, que define al fallecido como "un hombre espléndido, muy profundo y muy honrado", además de un "gran orador". El exministro está a punto de publicar un libro en el que toca la labor de Rebollo como abogado de Julián Grimau, una etapa clave en su vida. Fue en 1963. El entonces joven letrado, capitán del Ejército, no había cumplido los 30 años cuando se tuvo que encargar de la defensa de un reo al que se le acusaba de haber dirigido al Partido Comunista en la clandestinidad y de rebelión militar por supuestos asesinatos y torturas en una "checa" de Barcelona. Grimau fue condenado y ejecutado tras un proceso en el que su abogado apreció numerosas irregularidades. Décadas después, Rebollo reivindicó la "integridad" del dirigente comunista, cuya defensa, según dijo, aceptó por su condición de "militar, abogado y cristiano". Checoslovaquia le dedicó durante años una calle en Praga en reconocimiento a esa labor.

Al rememorar su relación con Rebollo, Otero Novas recuerda que ambos mantuvieron durante años una gran relación de amistad, pese a la cual, el político asturiano no consiguió que el prestigioso jurista siguiera sus pasos una vez finiquitada la aventura de la UCD: "Un día me invitó a entrar en el CDS, pero no acepté".