V. A. C. S., el ovetense de 66 años acusado de violar a su hija desde que ésta tenía cuatro años y hasta que casi tuvo 18, negó ayer haberla agredido sexualmente, al tiempo que justificó la denuncia de la mujer, que ahora tiene 35 años, por lo mucho que sufrió de pequeña debido a las operaciones sufridas por una lesión luxación de cadera sufrida al nacer.

El hombre, de aspecto joven, que tuvo un cargo sindical cuando trabajaba en una cervecera, prefirió no hacer declaraciones al final de la primera vista del juicio, celebrada en la sección segunda de la Audiencia de Oviedo. Sí lo hizo su hija, quien aseguró: "No quiero ni dinero, ni que vaya a la cárcel. Solo que se reconozca la verdad y todo el daño que me hizo cuando era una niña". La mujer, ahora residente en Galicia junto a su marido y su hijo, mantuvo su versión de los hechos.

Los peritos judiciales gallegos que la examinaron ratificaron ayer que el relato de la denunciante es creíble. Según indicaron, sufre un trastorno adaptativo por su lesión de cadera, pero también estrés postraumático por un acontecimiento sufrido en la infancia, y que puede ser provocado por una situación de abuso continuado como el denunciado.

La defensa, a cargo de la letrada Susana Fernández Iglesias, sostiene que la mujer sufre un trastorno psicológico y que la denuncia se enmarca en un enfrentamiento familiar. La fiscalía pide quince años de cárcel para el acusado, y la acusación particular, ejercida por la víctima, bajo la dirección letrada de Ana G. Boto, solicita por su parte 22 años de prisión y una pena de destierro.