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Se buscan políticos, razón aquí

El Partido Humanista, que encontró a sus candidatos a través de los anuncios por palabras y recibió 26 votos en 2012, ve la campaña como "una caja de resonancia"

José Antonio López y María Cano, número dos en la lista municipal de Oviedo, colocan un cartel del Partido Humanista. NACHO OREJAS

El anuncio se publicó aquí mismo, unas páginas más adelante, en la bolsa de trabajo de un domingo de principios de abril, después de una oferta para carniceros, dos de limpiadoras y una que pedía camarera de hotel. Decía "Partido Humanista busca candidatos para elecciones autonómicas y municipales, solidarios, no violentos, constructores de la nación humana universal". No pedía experiencia y añadía un número de teléfono y una dirección de correo electrónico. "Llamó mucha gente", mucha en la escala del Partido Humanista, gente suficiente para rellenar la lista de las municipales en Oviedo. De sobra para volver a las elecciones. En las autonómicas de 2012, las primeras a las que concurrían, recogieron 26 votos que sólo les dejaron por encima de dos formaciones que esta vez ya ni siquiera se presentan, el Partido da Terra Eo-Navia y Familia y Vida. Han tenido que buscar a sus candidatos en los anuncios por palabras, pero siguen aquí. Están en la carrera electoral con una lista al Ayuntamiento de Oviedo, una por el oriente y otra en el occidente. Tienen unos minutos en espacios gratuitos de propaganda, mil folletos, quinientos carteles sin retrato de candidato, un megáfono y unas cuantas mesas en la calle. Han vuelto y la pregunta es por qué. "Porque esto es algo más que un partido político, es un estilo de vida, una forma de ver el mundo", y la campaña una "caja de resonancia", una estrategia para "dar señal de que estamos aquí, sin el ridículo temor a no ser entendidos".

En la cara B de la contienda electoral, las cosas no funcionan como en el plano visible. José Antonio López, abogado, es a la vez el dueño del móvil que remataba el anuncio, el cabeza de lista en Oviedo y el número uno por la circunscripción occidental. Lleva insistiendo en el movimiento humanista desde 1986, cita tras cita hasta la próxima, incluida una experiencia como número ocho de IU en las generales de 1986. Hasta 2011 su presencia se circunscribía a las municipales, en las de 1987 hasta se quedaron a diez votos de un concejal en Ibias.

Siguen, pero no "por resistencia", aclararán de inmediato. "Aspiro a contar cosas, no me considero político", reafirmará el candidato. El plan consiste en volver a dejar de medir el rendimiento en número de votos, en volver a aprovechar otra oportunidad de salir a la calle y difundir una "sensibilidad" que de algún modo ellos han visto "plasmada socialmente" en la reacción colectiva del 15M. Su filosofía de transformación del universo a través de la reforma de propia vida tuvo un encaje en el argumentario que dio la salida a aquella indignación de 2011. Dicen que aquello les sonaba. "Nosotros ya hablábamos de democracia real y directa en los años noventa", apunta López, "y planteamos desde hace mucho tiempo la necesidad de una ley de responsabilidades políticas, por ejemplo"... Él, que participó en las movilizaciones y en la construcción de la doctrina desde el comienzo, confiesa incluso que "en 2011 llegué a pensar que el Partido Humanista podía ser la parte política del movimiento". Percibía en el movimiento un prejuicio contra la política que ahora se le aparece paradójico. El caso es que la canalización del desencanto hacia la articulación de un partido, la que ha llegado hasta las puertas de las instituciones, lleva otro nombre.

Y López se apeó. Se bajó en algún punto del trayecto de La Escandalera a La Madreña y sin perder la "cierta simpatía" y el tronco común que se reconoce, ahora concluye que "lo de Podemos es diferente. Hablan del cambio social, pero se olvidan de la transformación personal". Es otra cosa. Ellos persiguen otra mudanza, la que empieza por uno mismo, y como esto no es un partido, o no es sólo un partido, el resultado, de momento, les da un poco igual.

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