La autovía del Cantábrico llegó a tiempo para las elecciones, aunque con más de veinte años de retraso. A la pregunta de si su apertura ha influido en el sentido del voto, los habitantes del último tramo inaugurado, el que une Unquera y La Franca, contestan rotundamente "no". Ello porque en las elecciones municipales "se vota a la persona", mientras que en las autonómicas "se vota la ideología", señaló José Pío Noriega Roiz, vecino de Colombres, de 65 años. Y eso que asegura que la Transcantábrica es, en su opinión "lo mejor que se ha hecho aquí en los últimos cincuenta años".

"Antes de la autovía hablar de Colombres era hablar del infierno; ahora ya están llegando inversiones", señaló. Noriega incidió, además, en la enorme mejora en materia de seguridad que ha supuesto la inauguración de la doble calzada: "entre Unquera y Llanes se mataron treinta conocidos míos", resaltó.

Coincidiendo en que la autovía no ha cambiado el sentido del voto de casi ningún vecino, Samuel Vila, Mercedes Pérez y la hija de ambos, Judit, de Bustio, señalaron que la enorme mejora en materia de comunicaciones tiene su lado oscuro: durante varios años muchos negocios de la zona vivieron de las obras de la autovía, pero "ahora, como la gente ya no para, muchos han cerrado. Los mató la autovía", indicó Samuel.

Mercedes Álvarez, maestra jubilada, natural de Noriega y residente en Colombres, tampoco cree que la llegada de la autovía haya variado voto alguno. Como casi todos los lugareños, lamenta que la obra haya acabado. "La autovía fue nuestro ocle durante estos años, nuestro maná; hemos tenido gracias a ella más de dos años de bonanza, los restaurantes, los comercios, los pisos de alquiler... ¡Ya podría haber durado la obra dos años más!", exclamó la mujer.

Bien distinta es la situación en Campomanes (Lena), donde las obras de la variante de Pajares no han llegado a tiempo para las elecciones. Es más, los vecinos desconfían de que abra este año, a pesar de las declaraciones de la ministra de Fomento, Ana Pastor. Esa es la opinión de Fernando Menéndez, quien subraya que están "engañando a la gente, no se va a terminar a la fecha que dicen porque tiene más problemas de lo que parece". Una desconfianza que también mostraba Purificación Rodríguez, quien apuntaba: "ya pueden espabilar y terminar la obra, porque tengo un hijo viviendo en Madrid y me voy a morir antes de que pueda ir a visitarle en el AVE".

Por su parte, Josefina Miragaya y María Imelda Domínguez hacían hincapié en las penurias que han pasado a consecuencia de las obras. "Aquí no había más que polvo y barro, es una vergüenza", decía la primera, mientras la segunda daba cuenta de que, además, "no ha servido para dar trabajo a las personas del pueblo".

Pero los vecinos de Campomanes no han tenido únicamente que tragar con polvo y barro, también con otros problemas a consecuencia de las obras de la Variante. Así, Gonzalo Moro señalaba que en la casa del pueblo de su madre se rompió el desagüe por el paso de los camiones y la mujer "ya llevan seis meses esperando que se lo arreglen, por no hablar de las rajas que han aparecido en muchas viviendas". Algo que confirmaba su esposa, Eva Cepeda, quien destacaba que tampoco ve que les vayan a "compensar por lo que ha ocurrido".