-Torcuato Fernández-Miranda, el presidente que no pudo ser.
-En realidad, la decisión de no serlo fue suya. Cuando el rey Juan Carlos le pregunta qué quieres ser, Torcuato responde: presidente del Gobierno, pero le seré mucho más útil como presidente de las Cortes.
-¿Acertó?
-Está claro que Adolfo Suárez saca adelante sus planes de reforma política gracias al apoyo de Fernández-Miranda desde su puesto clave en aquellas Cortes franquistas. Torcuato llega al nuevo cargo con un plan perfectamente pensado y que, además, estaba tutelado por el nuevo rey.
La biografía "El guionista de la transición", escrito por Juan Fernández-Miranda, es "un relato divulgativo" sobre una de las figuras decisivas de la Transición del franquismo a la democracia. De Torcuato Fernández-Miranda Hevia se ha escrito mucho en clave de análisis político. Faltaba el análisis periodístico. Y ese tiene autoría familiar. El periodista Juan Fernández-Miranda (Madrid, 1979) es sobrino nieto de Torcuato. El libro lleva prólogo del rey Juan Carlos.
-Matan a Carrero, y Torcuato sueña con sucederle. ¿Ambición o sentido de Estado?
-Supongo que ambas cosas, No era un cargo fácil en aquellas circunstancias, pero era el máximo cargo al que podía aspirar un hombre con vocación política. Como presidente en funciones en aquellos días de diciembre de 1973 Torcuato gestiona la crisis con serenidad y maestría. Yo creo que también anhela la presidencia porque se da cuenta de que, con Franco en su última etapa, podía llegar a ser de gran utilidad a Don Juan Carlos.
-Pero el rey mantiene a Carlos Arias Navarro.
-El 23 de noviembre de 1975 Don Juan Carlos se encuentra con una persona en la Presidencia del Gobierno y otra en la de las Cortes que son absolutamente leales al franquismo. Arias Navarro sigue ocho meses en el cargo antes de la llegada de Suárez.
-Había que respetar plazos.
-Sí. No sabemos si esos plazos hubieran cambiado si el Rey hubiera tenido en ese momento al lado a una persona de su total confianza. La lealtad de Torcuato Fernández-Miranda hacia el Rey estaba fuera de toda duda desde 1969. Don Juan Carlos le pide consejo sobre si tiene que jurar los principios del Movimiento y Torcuato le aconseja: júrelos, que en su momento ya los cambiaremos uno a uno.
-Torcuato avala a Suárez.
-Ve en él un hombre con carisma y manejable. Para su nombramiento había una traba importante, que era el Consejo del Reino, organismo creado por Franco para controlar los nombramientos. En vida de Franco aquello era un paripé, pero tras su muerte el Consejo de Reino se convirtió en un problema para los objetivos de cambio. Torcuato urdió una maniobra muy compleja porque si él dice abiertamente que apuesta por Suárez, los integrantes de aquel Consejo del Reino no lo hubieran nombrado ni de broma.
-Fernández-Miranda y Suárez acaban alejados.
-Se enfrentan e incluso se distancian personalmente. Había razones. La primera, la amnistía. Torcuato no quería una amnistía por tramos. En segundo lugar, Santiago Carrillo. Ambos estaban de acuerdo en que era necesario entrevistarse con él pero Fernández-Miranda, con su sentido de Estado, desaprobaba que aquel encuentro con Carrillo se produjera en España. Le parecía un riesgo. Y cuando Suárez anuncia que se presenta a las elecciones de 1977, Torcuato, que pensaba que la misión, la suya y la de Suárez, había terminado, se siente muy decepcionado.
-¿Por qué esa decepción? Suárez estaba en su derecho.
-Torcuato era muy purista y no le encajaba que alguien pudiera presentarse a unas elecciones desde la misma presidencia de Gobierno. Suárez las gana, a Torcuato le nombran senador real y en su nuevo cargo fue muy crítico con los planes del Estado de las autonomías.
-¿No quería autonomías Fernández-Miranda?
-Era partidario de reconocer los territorios históricos pero no del Estado de las autonomías. El modelo territorial que se decidió no era el suyo. Pero se marchó de la política con la satisfacción de dejar una España en libertad.
