La Universidad de Oviedo participa en el diseño del plan de competencias en la formación de los mediadores intrajudiciales -cuando ya se ha llegado al pleito litigioso- y del distintivo de calidad que marcará el paso a nivel nacional. En la actualidad desarrolla ya un plan pionero con los jueces de familia para desarrollar la implantación de la mediación como vía de solución pacífica. Un proyecto similar a otro que se está desplegando desde la Universidad Complutense.

La Conferencia de las universidades para el estudio de la mediación y los conflictos (Cuemyc), integrada por 32 universidades españolas y de la que es miembro fundacional la Universidad de Oviedo, aprobó ayer su internacionalización. "Se trata de trabajar en red no sólo en España, sino también con centros colaboradores de otros países que nos permitan avanzar en la formación, la investigación y facilitar que todo el conocimiento se traslade a la sociedad en forma de servicios que redunden en beneficio del conjunto de los ciudadanos", explicó su presidenta Leticia García Villaluenga, directora del Instituto Complutense de Mediación y Gestión de Conflictos.

La Universidad de Oviedo acogió el jueves y ayer la V Asamblea de Cuemyc, a la que este año se ha sumado también el Colegio de Abogados del Principado. Durante los dos días se analizaron la situación actual de la mediación en España, en Europa, y su desarrollo en el futuro, para lo que es fundamental el acuerdo suscrito con el Consejo General del Poder Judicial para impulsar la implantación intrajudicial de la figura y el servicio del mediador.

Lourdes Arastey, magistrada de la sala IV de lo Social del Tribunal Supremo y presidenta del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación de España (GEMME), incidió en la necesidad de que la Administración Pública se implique en la implantación generalizada e institucionalizada de la mediación, por lo que supone no sólo de reordenación de la estructura de los órganos judiciales sino también porque implica un importante cambio cultural.

"El modelo de la mediación es anglosajón, más proclives a buscar una solución pacífica cuando surgen conflictos. Las sociedades mediterráneas somos más propensas a la litigiosidad, nos gusta más y se piensa que cuando hay un problema entre dos partes debe ser una tercera la que busque una solución. Hasta ahora, con los proyectos piloto que se han ido desarrollando, hemos conseguido avanzar mucho, también impulsados por la normativa europea. Pero es necesario un cambio de cultura, y esos procesos son lentos", aseguró Arastey.

Pascual Ortuño, magistrado de la Audiencia Provincial de Barcelona y vocal de la GEMME España, señaló que "el modelo de Justicia de la Europa continental ha tocado fondo, porque las nuevas necesidades de la sociedad, las relaciones comerciales, sociales y personales trasciende las fronteras y el volumen de litigiosidad se ha incrementado exponencialmente, con lo que es imposible dar una solución judicial eficaz. Es preciso abrazar el modelo anglosajón, en el que el ciudadano participa del sistema judicial y se busquen entre las partes soluciones amistosas". Y añadió que "la mediación se instala para sustituir a la lucha por la victoria, porque en muchos casos, ésta es pírrica".

La Universidad juega un papel fundamental en la formación de los mediadores y en el cambio de cultura. Leticia García Villaluenga lo resumió: "el papel de la Universidad es muy potente y tiene que afrontar grandes retos, pero con proyectos muy comprometidos para que la sociedad avance en la cultura de la paz".