Las Consejerías de Sanidad y Educación acaban de publicar en el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA) una resolución en la que se establecen estrategias en materia de salud escolar y que, por primera vez, en la región oficializa un protocolo para que los centros docentes atiendan a los escolares con enfermedades que requieran dispensación de medicamentos.

En el texto se recoge que "el centro educativo, con sus propios medios, debe dar respuesta adecuada a las necesidades fármaco-terapéuticas del alumno" durante la jornada escolar o las actividades extraescolares, siempre que haya "petición expresa de los padres".

El sindicato Anpe puso ayer el grito en el cielo ante lo que entiende como "una auténtica temeridad" por parte de la Administración. El presidente de este sindicato, Gumersindo Rodríguez, afirma que "más allá del deber de socorro por un problema puntual, está la administración de medicamentos en tratamientos pautados o por enfermedades crónicas o sobrevenidas, como las crisis alérgicas de nuestros alumnos". Hay a su juicio un doble problema legal: el de la competencia y el de la responsabilidad administrativa y penal por una posible mala praxis por inexperiencia o desconocimiento.

Hasta la fecha, un profesor podía negarse a administrar un fármaco. Hay centros que lo llevan a rajatabla: ni una aspirina contra el dolor de cabeza. Si la familia quiere, que se acerque al colegio o instituto y se la administre al alumno o se marche con él a casa. A partir de ahora, los sindicatos entienden que un docente no se podrá negar, salvo que se arriesgue a un expediente.

En todo caso, el protocolo señala expresamente la "exención de toda responsabilidad" del centro, firmada por la familia que pide la administración del medicamento. Las familias además están obligadas a aportar toda la documentación necesaria para prevenir riesgos sobrevenidos.

"La confianza de la Consejería de Educación en sus profesionales es excesiva. Los profesores asturianos tienen acreditada su valía en materias tan diversas como las tareas administrativas, la mediación de conflictos, los trabajos de biblioteca o comedor y hasta hacemos de vigilantes de seguridad y de conserjes, pero esto es demasiado. Ahora, también sanitarios si el sentido común no lo remedia", apuntaba ayer Anpe en una nota de prensa.

Cada centro escolar asturiano está relacionado con un centro de salud. A él se tiene que acudir en caso de que una herida o lesión lo requiera, y es un profesional de ese centro de salud quien supervisa el equilibrio de los menús escolares, por ejemplo. Anpe pide que "sea el personal cualificado del centro de salud de referencia" el encargado del suministro de medicamentos.

A partir de ahora si una familia lo requiere deberá ser la Comisión de Salud Escolar que se prevé crear en cada centro educativo la que acordará la administración de fármacos o terapias al alumno. Una decisión que deberá ser ratificada por el propio Consejo Escolar. Cualquier actuación deberá ser difundida a todo el personal del centro educativo, mientras que el centro sanitario de referencia "participará en el proceso unicamente prestando asesoramiento y colaborando en la formación del personal del centro docente" cuando sea necesario, señala el protocolo.

La resolución también regulariza los programas de aulas hospitalarias y atención domiciliaria a los escolares con problemas de salud que les aboquen a largos periodos alejados de sus colegios e institutos.