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La décima legislatura calienta motores

Un sucedáneo de democracia

Politólogos y constitucionalistas recelan de las consultas ciudadanas de Podemos, al entender que no tienen suficientes controles ni legitimidad

Un sucedáneo de democracia

Las consultas abiertas a toda la ciudadanía que anuncia Podemos para fijar su posición ante las sesiones de investidura de la Presidencia del Principado y de la Alcaldía de Gijón, en este último caso a través de Xixón Sí Puede, no convencen a los constitucionalistas y politólogos interpelados por este periódico. La imposibilidad de garantizar un proceso con todos los controles y garantías democráticas, así como el riesgo de que el resultado final lo decidan simpatizantes y militantes de partidos mayoritarios que no tengan nada que ver con los de Pablo Iglesias, y que acudan masivamente a la consulta para defender los intereses particulares de sus formaciones, son algunas de las sombras detectadas en un sistema que, sin embargo, para los dirigentes de Podemos y de sus candidaturas de "unidad popular", supone un avance democrático y de participación de la ciudadana en la vida política.

Xixón Sí Puede hará su consulta el día 11 con urnas. No tiene decidido aún qué pregunta o preguntas formulará. Si exige los mismos requisitos que en las primarias de las que salió candidato a la Alcaldía Mario Suárez del Fueyo, para participar bastará con estar empadronado en Gijón y presentar el DNI. A nivel autonómico, Podemos no tiene perfilada la consulta para decidir la postura de sus nueve diputados ante la investidura del nuevo presidente autonómico, pero parece que será a través de internet, como sucedió para la elección de los consejos ciudadanos y de los candidatos. Entonces, para participar solo fue necesario inscribirse previamente en la página de internet de la formación.

Miguel Presno Linera, catedrático acreditado de Derecho Constitucional, parte de una valoración positiva de este tipo de consultas. "Suponen un instrumento complementario de participación ciudadana que ofrece más legitimidad a un acuerdo que, por otra parte, tampoco sería ilegítimo sin esa consulta", afirma. Sin embargo, a su juicio, lo mollar está en definir a quién se abre el proceso y garantizar que sea transparente. Y aquí nace duda de que el modelo elegido por Podemos sea adecuado. "Si pueden participar en la consulta quienes no les hayan votado previamente, esas personas podrían tener en la decisión final un peso que no les corresponde". En otras palabras, "con una participación tan abierta se permite que la decisión la tome alguien que no tendría la suficiente legitimación para hacerlo", subraya este constitucionalista, para quien "se supone que el aval debe de darlo ahora el que ya te avaló con su voto en las últimas y todavía recientes elecciones".

Pablo Simón Cosano, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, abunda en las tesis de Presno con un ejemplo extraído de Estados Unidos. "Ha sucedido que cuando se convocaron primarias abiertas para elegir al candidato demócrata, el Partido Republicano dio ordenes a sus militantes y simpatizantes para que acudieran a votar de forma masiva al peor aspirante de los que se presentaban, y algo así puede suceder aquí si los del PP o del PSOE acuden a esas consultas para defender tesis contrarias a las aspiraciones de quienes apoyaron a Podemos y a su marca en Gijón el 24 de mayo", afirma este integrante del grupo "Politikon". Simón Cosano no tiene excesiva fe en las consultas de Podemos. "Me parecen juegos florales, un postureo mediático para dase una pátina de legitimidad democrática, cuando lo que tienen que hacer los representantes de los ciudadanos elegidos en las urnas es fijar una posición", abunda este especialista en sistemas electorales, que solo ve precedentes de las consultas previas que plantea Podemos en el Partido Pirata alemán y en el movimiento "5 Estrellas" del italiano Beppe Grillo. "En otros sitios, como en el caso de los socialdemócratas en Alemania, se ha hecho, pero para que las bases del partido refrendarán el acuerdo alcanzado con Angela Merkel", tercia Presno.

Ignacio Villaverde, catedrático de Derecho Constitucional, no duda de la buena intención de Podemos a la hora de plantear este tipo de consultas, pero tampoco de su escasa seriedad. "Estas cosas no se pueden hacer de cualquier manera y a la trágala: sin censo de votantes, sin controles, colocando unas mesas con urnas por las calles y queriendo hacer pasar la decisión de un colectivo pequeño por el del conjunto de la ciudadanía", afirma Villaverde, para quien "los refrendos asamblearios tienen poco pase". Además, a su juicio, también suponen un cierto ejercicio de escapismo por parte de los responsables de Podemos. "A los políticos se les acaba de votar para que decidan. No pueden estar consultando todo el día a la ciudadanía cuestiones que son de su responsabilidad", afirma.

Óscar Rodríguez Buznego defiende una tesis similar a la de Villaverde. "Lo que espera ahora el ciudadano, tras haber votado el 24 de mayo, no es que se le consulte otra vez, sino que los elegidos asuman su responsabilidad, algo a lo que parece que algunos no están muy dispuestos al plantear esas consultas", afirma el politólogo asturiano, que tampoco ve en estas iniciativas "garantías de que vayan a ser auténticamente democráticas ni útiles para buscar una solución que o no son capaces o no quieren tomar".

Los expertos coinciden en la relevancia que tiene cómo se formulen las consultas y reclaman el derecho de la ciudadanía a conocer si serán vinculantes. "También hay que aclarar qué pasaría en el caso de que ganase una opción por escaso margen o qué cantidad mínima de gente debe de participar", subraya Presno, que se pregunta: "¿Tendría legitimidad la consulta de Gijón si acuden a las urnas 500 personas?".

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