Dieciocho años después de que la viagra masculina fuese diseñada para mejorar la gloria de los hombres, su variante femenina se prepara para ver la luz en Estados Unidos. Un grupo de expertos ha recomendado a la Administración de Drogas y Alimentos la comercialización de la pastilla rosa, también llamada Flibanserin, tras más de una década de investigaciones. De hecho, el comité ya rechazó en dos ocasiones su puesta en circulación, debido a los efectos negativos que generaban su ingesta: náuseas, mareos y disminución de la presión arterial. Todo ello parece haberse suavizado con las últimas mejoras realizadas en el medicamento. Aun así, la cápsula rosa no convence en Asturias.
Los sexólogos avilesinos Ana Fernández e Iván Rotella consideran que la viagra femenina "no sirve para nada". "Si la persona que tienes al lado no te gusta, lo mismo da que te tomes una pastillas que no", indica Rotella, que cree que lo fundamental es "alimentar el morbo" de la pareja. ¿Cómo? La psicóloga y sexóloga Nayara Malnero explica que "trabajando la creatividad erótica". "Muchas mujeres pierden el deseo sexual porque caen en la rutina. Y hay que reinventarse, practicar un modelo de la sexualidad diferente. Tenemos la costumbre de pensar sólo en el coito, de hecho, la viagra apoya esta idea, pero se pueden hacer muchas más cosas. Y no sólo me refiero a practicar nuevas posturas en la cama. A lo mejor la clave está en salir a cenar con tu pareja, porque hace tiempo que no lo haces", comenta Malnero.
Y es que el apetito sexual de la mujer no tiene nada que ver con el del hombre. El deseo en las féminas está relacionado con el componente emocional. De ahí la complejidad para diseñar una píldora que despierte su libido. "La viagra masculina produce una erección física, pero la femenina tiene que ser mental", detalla Malnero. Para ello, los fabricantes del medicamento han tenido que trabajar en la dopamina, una sustancia relacionada con el bienestar que aumente la excitación.
No obstante, el caso de la mujer es realmente complejo. "Las chicas son más dependientes del contexto que del objeto. Es decir, por muy atractivo que sea el chico, como tenga la casa sucia o esté lloviendo y la ropa esté tendida, ya no se va a dejar llevar", agrega. Por ello, defienden los expertos, tomar la viagra es "tontería".
Lo mismo que en los hombres. Iván Rotella asegura que la mayoría de los varones que la consumen tienen entre 35 y 45 años y no sufren problemas de erección. "Muchos practican la denominada 'noche azul', que es salir con una pastilla metida en el bolso del pantalón para tomarla en el momento de tener relaciones sexuales con el objetivo de aguantar lo máximo posible", manifiesta. Eso se debe, en su opinión, a un componente cultural, que ha ido alimentando el mercado con la comercialización de este producto. "La viagra es un engaño legal que deja millones de euros en todo el mundo", remata.
