Tráfico utiliza desde hace semanas los nuevos radares que distinguen entre turismos y vehículos de carga. En el caso de estos últimos, sus límites de velocidad son inferiores a los de los coches, y varían según el tipo de carretera. Hasta ahora, los cinemómetros no podían distinguir entre los diferentes tipos de vehículos, con los que solo se multaba a los autobuses, camiones y furgonetas cuando superaban los límites establecidos para los turismos. Pero eso se ha terminado y los transportistas temen un aluvión de sanciones de velocidad.

El problema es que no hay una señalización especial para los vehículos de transporte, y eso puede llamar a cierta confusión, como indica Ovidio de la Roza, presidente de la Asociación de Empresarios del Transporte y Aparcamiento de Asturias (Asetra). "Ya hemos manifestado nuestra inquietud y preocupación por el hecho de que no se especifiquen los límites para vehículos de transporte, sobre todo en las carreteras convencionales", indicó De la Roza.

En las vías rápidas y autovías, los turismos pueden circular a 120 kilómetros por hora, pero ese límite se reduce a 100 en el caso de los autobuses y 90 en el de los camiones, furgones y automóviles con remolque de hasta 750 kilos. En las carreteras secundarias, lo límites son más variables. Aquellas que tienen un arcén pavimentado de metro y medio, o con más de un carril, el límite se reduce a 90 por hora para los autobuses, vehículos derivados de turismo y mixtos, y 80 para camiones, tractocamiones, furgones, vehículos articulados y automóviles con remolque. En estas vías, los turismos pueden circular a 100 por hora. Pero es que los límites también varían en aquellas vías que no tengan un arcén de metro y medio. En estas vías, los autobuses y furgonetas no pueden circular a más de 80, y los camiones y furgones están limitados aún más, a 70 por hora. En estas vías limitadas a menos de 100 kilómetros por hora, el margen de tolerancia se ha reducido a 7 kilómetros por hora, mientras que en las carreteras más rápidas es del siete por ciento. Son márgenes de tolerancia inferiores a los que había antes del anuncio por parte de la DGT de su programa para reducir la siniestralidad en las carreteras secundarias.

Es normal cierta confusión con estos límites cambiantes, que se agrava por la ausencia de una señalización específica. No obstante, "somos profesionales y tenemos que conocer lo límites en cada carretera", asegura Alejandro García Monjardín, presidente de la Central Empresarial de Servicios Nacionales e Internacionales del Transporte (Cesintra). "la doble señalización será problemática, por lo costoso", añadió.

García Monjardín resalta la "presión" a la que la Guardia Civil de Tráfico está sometiendo a los profesionales del transporte. "Con los nuevos radares que discriminan entre vehículos de carga y turismos, aumentarán sin duda las sanciones, aunque los profesionales estamos muy concienciados sobre la necesidad de cumplir los límites de velocidad", añade García Monjardín.

Escondidos

Más preocupante le parece al presidente de Cesintra que los radares sigan escondidos en los lugares más insospechados. "Están incumpliendo el anuncio que habían hecho de que los agentes de Tráfico se colocarían en lugares visibles, para que los conductores estuviesen prevenidos de la presencia de los radares", asegura García Monjardín. "Están camuflando los radares cada vez más. No hay más que recorrer las carreteras para ver en qué lugares se esconden", añade.

LA NUEVA ESPAÑA comprobó que los guardias civiles de Tráfico siguen colocando los radares en lugares poco visibles, como en la carretera Candás-Tabaza (AS-110). Uno de los vehículos se situó en recta camuflado por la abundante maleza, lo que le hacía poco visible a los conductores. Además, solo se anunciaba la presencia de los radares móviles de velocidad en Candás, uno de los extremos del tramo controlado, con un cartel por otro lado apenas visibles. La DGT anunció que los radares serían visibles a los conductores y que se les informaría de su presencia con carteles.